El próximo 12 de marzo comenzará a regir nuevamente el horario de verano en Cuba, que se extiende desde el segundo domingo de ese mes, hasta el primer domingo de noviembre, que este 2023 corresponde al día 5.
El horario de verano, cuando se adelantan una hora lo relojes, persigue un mayor aprovechamiento de la luz solar, en un momento del año en que se transita naturalmente a un periodo cuando amanece más temprano y oscurece más tarde y por ende aumenta la cantidad de horas de Sol. Con ello no se gana en cantidad de luz solar, sino que la desplaza (una hora), para acomodarla a horarios de mayor actividad.
Por ejemplo, el próximo 21 de junio, el día más largo del año teniendo en cuenta las horas de Sol, la salida ocurriría en el horario normal a las 5:45 de la mañana y se pondría a las 7:18 de la noche. El cambio de horario, corre nuestra jornada, amaneciendo a las 6:45 am (un horario “razonable”) y se “alarga” el día hasta las 8:18 pm, poniendo a nuestra disposición una hora más de luz, en un momento del día en que puede ser mejor aprovechada y disminuye el consumo de electricidad.
Siempre es un momento del año en que aparecen los defensores y detractores de cada uno de los horarios, y argumentan razones para mantener uno u otro permanentemente, pero la realidad es estamos ya “acostumbrados” a los cambios y nos resultaría raro sobre todo cuando lleguen los días más cortos del año, si estuviéramos en horario de verano permanente o en el horario normal en los días más largos del año, en que ya es costumbre los atardeceres muy tardíos.
Eso sí, es un momento de cambio que a la gran mayoría de las personas le genera incomodidad, y algunos problemas para habituarse aunque se trate apenas de una hora de diferencia. Nuestro cuerpo sigue lo que se denomina ciclo o ritmo circadiano, es decir tiene su propio reloj, que vincula los horarios con la luz solar y con las distintas actividades que hacemos en la jornada. Con esta variación tan pequeña se desplazan ligeramente los horarios en los que hacemos regularmente algunas actividades como comer o dormir. Por ejemplo es muy probable que al paso al horario de verano, resulte más difícil acostarnos en la noche y despertarnos en la mañana, ya que ambos momentos ocurrirán más temprano que lo que nuestro organismo tiene acostumbrado.
Los días a lo largo del año
El día más largo del año, como ya habíamos comentado es el 21 de junio, fecha en que ocurre el Solsticio de Verano, cuando tendremos poco más de 13 horas y 33 minutos de luz solar. El más corto será el 21 de diciembre (Solsticio de Invierno) con una reducción de casi 3 horas, con poco menos de 10 horas y 43 minutos. Esto ocurre de manera contraria para el hemisferio Sur, producto de la inclinación del eje de rotación terrestre, la misma causa que genera la inversión de las estaciones entre ambos hemisferios.
Sin embargo los amaneceres más tempranos y tardíos no ocurren en esas fechas. Sin tener en cuenta el horario de verano, que evidentemente influye en ello, el amanecer más tardío del año ocurrió los pasados 13 y 14 de enero, con la salida del Sol a las 7:13 am y la más temprana el próximo 7 de junio a las 5:43 am. Con la influencia del cambio horario, en la realidad el día que amanecerá más tarde este 2023 será precisamente aquel en que comienza a regir el horario de verano, ya que el Sol saldrá a las 7:41 de la mañana.
Con respecto a la puesta del astro rey, la más temprana será los días 27 y 28 de noviembre a las 5:43 pm y la más retrasada los próximos 2 y 3 de julio a las 7:19 pm, pero como estaremos en horario de verano será aun “más tarde”, a las 8:19 pm.
El tiempo (cronológico)
En la meteorología, el tiempo (cronológico) y su coordinación son importantes, por lo que se utiliza un solo horario para todo el planeta y por supuesto sin cambios. Se utiliza la Hora Universal Coordinada (UTC por sus siglas en inglés) con la que se asegura la uniformidad en cuanto a los momentos en que realizan las distintas observaciones, recolección de datos, obtención de imágenes de satélite etc.
De esta manera, todas las acciones que se hacen al mismo tiempo en todo el mundo, pueden ser plasmadas en los mapas del tiempo para su confección, independientemente del momento del día en cada rincón del planeta. Es equivalente a tomarle una “fotografía” a las condiciones atmosféricas a nivel mundial, para la ubicación de sistemas meteorológicos como frentes, ciclones y anticiclones, etc. Si cada zona horaria lo hiciera siguiendo su propio horario local sería imposible.
Cuba se encuentra en una zona donde la diferencia es de -5 horas en el horario normal y -4 en el horario de verano, por el “adelanto” que hacemos cada segundo domingo de marzo. De esta manera el mediodía en la Hora Universal Coordinada corresponden a las 7 am en Cuba (8 am en horario de verano). Sin embargo un observador meteorológico, que como su homólogo cubano vaya a realizar una observación simultáneamente (exactamente a esa misma hora), lo hará a las 5:30 de la tarde según su reloj.