«Los cuentos sirven para dormir a los niños
y despertar a los mayores»
Hans C. Andersen
Hans Christian Andersen, que nació en Dinamarca el 2 de abril de 1805, hace 216 años es un nombre imprescindible dentro de la literatura infantil de todos los tiempos. Hijo de una lavandera y un zapatero y ebanista tuvo una infancia sumamente pobre. Padeció de burlas y humillaciones por parte de sus compañeros de clase. Quizá y todas estos factores influyeron en que mirara el mundo de una forma diferente y echara a volar su imaginación.
Sus historias mayormente están llenas de pesimismo, de amores platónicos, inalcanzables, trágicos. Casi todos los cuentos tienen parte de sus vivencias, aunque estén acompañadas de una fantasía desbordante. Escribirlas fue, de cierto modo, recuperar la infancia y enfrentarse al miedo. A decir de Eliseo Diego en su «Prólogo» a la edición de sus Cuentos publicada por la Editorial Juvenil en conjunto con la Editorial Nacional de Cuba:
[…] se tomó quizás una finísima venganza: valiéndose de lo que llamamos ironía, y que es como una luz suave y a la vez penetrante que nos toca por una esquina imprevista, hizo ver a los hombres sus ruindades, sus ridículas vanaglorias, sus tonterías, para que, viéndolas y mirándose en ellas, se hicieran un poco mejores.
A pesar de haber compuesto poesía, obras de teatros, novelas, libros de viajes, muchas alabadas por la crítica, fueron sus más de 150 narraciones infantiles las que lo instauraron como uno de los grandes de la literatura universal. «La mayoría de las personas que caminen detrás de mí serán niños, por lo que mantendré los pasos cortos»— dijo en una de sus reflexiones.
En sus historias recreó expresiones, sentimientos e ideas que se pensaban que estaban lejos de la compresión de un niño.
En El patito feo el autor relata cómo sobreponerse a la discriminación, razón por la cual la crítica ha asegurado que tiene un matiz autobiográfico. A sus 175 años de su publicación, el relato sigue siendo un canto a favor de la pluralidad, y una respuesta para aquellas personas que no se ajustan en el entorno social. «No importa si naces en un patio de patos, siempre y cuando salgas del huevo de un cisne».
En el texto El soldadito de plomo los héroes no son perfectos galanes y compatibles. Él de plomo, ella de papel, frágil, él lisiado de una pierna, pero amando y es correspondido. El autor lo pensó para el bailarín Harald Scharff, quien en 1863 se lesionó una pierna y tuvo que abandonar su carrera.
La soprano Jenny Lind cautivó también su pasión. Le inspiró el cuento Los dos ruiseñores. La diva terminó siendo apodada la «ruiseñor sueca». Su amor no fue correspondido.Ella misma le explicó en su respuesta: «Adiós… que Dios proteja a mi hermano. Es el sincero deseo de su afectuosa hermana. Jenny».
La vela de sebo es el primer cuento que escribió. Lo hizo cuando era todavía estudiante .Este relato estuvo inédito durante casi dos siglos, escondido en un archivo familiar. Está dedicado a la viuda del párroco que vivía frente a su casa, madame Bunkelflod. En él una caja de fósforos le enseña a una vela el valor de la luz.
Al morir fue reverenciado en Dinamarca, considerándolo como un tesoro nacional. Un asteroide hoy lleva su nombre y el Premio Hans Christian Andersen, creado desde 1956, se le considera como el Pequeño Premio Nobel dentro de la Literatura Infantil y Juvenil. Uno de sus objetivos para ganarlo es la capacidad de ver las cosas desde el punto de vista del niño. También, se eligió la fecha de su nacimiento para celebrar el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil.