La obra del acuarelista cubano Carlos Guzmán, residente en Panamá desde hace cinco años, tiene la influencia del mar y resume historias diversas que devela sobre sus lienzos, reflejó hoy el diario La Prensa.
Con un amplio destaque en portada, el rotativo destacó que al egresado de la Academia de Artes Plásticas de San Alejandro, en La Habana, le viene de chico lo de pintar como si ilustrara leyendas fantásticas de aparecidos, madres de aguas y duendes, que sus padres y otros familiares le narraban en la infancia.
La más reciente exposición del artista en esta nación istmeña, «Donde el mar se retira», la conforman 12 pinturas de pequeño y gran formato, todas en la técnica de acrílico sobre tela pintadas entre 2020 y 2021, más cinco pequeños dibujos en acuarela y plumilla, precisó el rotativo.
En conversación con Prensa Latina, el artista confirmó que esa muestra se originó para beneficio de la Fundación Funda Tammy, que brinda ayuda a niños y jóvenes que han tenido familiares con cáncer.
Al respecto, recordó que en Panamá un episodio complejo doméstico le cambió la vida, cuando a su esposa Julieta le diagnosticaron cáncer de mama.
«Es una sobreviviente de la enfermedad», dijo. «Entonces se me fue la vida, algo sagrado, como cuando el mar se retira», agregó.
También narró que para enfrentar sus cuadros se inspira en melodías clásicas de varios compositores, entre ellos el alemán Hans Zimmer.
Guzmán afirmó que lo que más le gusta es trabajar con el óleo, aunque su uso constante le dañó su salud y, desde entonces, comenzó a experimentar con el acrílico, un material más noble, porque se disuelve en agua.
El artista se siente heredero de artistas, entre otros, de la talla de Rembrandt, El Bosco, Alfred Kubin, Mark Ryden o Acosta León.
Para Guzmán, el mar es un compañero de vida, señaló. Nacido en la capital de la Isla, apuntó que siempre estuvo rodeado de olas y playas.
Sobre su obra apuntó que la mayoría de las veces no hace bocetos: «Prefiero que las imágenes fluyan solas y aparecen poco a poco develando una historia que, la mayoría de las veces, termina por sorprenderme. Es como si esas figuras estuvieran atrapadas en el lienzo y yo, simplemente, fui el instrumento para liberarlas», acotó.