El primer año, después
del deslumbramiento y la
certidumbre de la patria,
Ya sabíamos que los fuegos
apagados en la Sierra
Volverían a encenderse, para
que la Isla se conservara
Como la habíamos soñado,
como la habíamos
conquistado.
El segundo año nos encontró
con las armas en la mano,
felices
De poder compartir el riesgo y
la gloria
Que conocieran apenas ayer
los hombres mejores,
Los de la barba y la esperanza
en medio de la noche
oscura.
Al tercer año estábamos
enriquecidos con una gran
victoria
Y llenos de más letras, más
armas y más decisiones.
En el cuarto año, Revolución
nuestra, amor nuestro,
Ya hemos muerto y renacido
muchas veces,
Y ya sabemos del todo que eres
inmortal, que eres
hermosa y dura
Como los astros. Mejor aún:
como el pueblo
Que te ha ido haciendo y que
tú has ido haciendo,
Revolución nuestra, amor
nuestro.
Roberto Fernández Retamar