París, 7 ago (ACN) La Torre Eiffel, o La Dame de Fer (La Dama de Hierro) como se le llama en Francia, es sin duda alguna el mayor ícono francés y quienes viajan a París por diversos motivos, entre estos los XXXIII Juegos Olímpicos, no pierden la oportunidad de visitarla.
Las colas –filas-, como se conocen el Cuba, son permanentes, unos para tomarse fotos, otros para subir a los diferentes niveles para presenciar la hermosa vista la capital francesa por diversos precios, el más alto a 35.30 Euros.
Fuentes consultadas destacan que es reconocida mundialmente como una maravilla arquitectónica, es además el edificio más alto de esa ciudad y el monumento que recibe el mayor número de visitantes anuales.
También resaltan que la Torre Eiffel, erguida para la Feria Mundial de 1889 es la creación del arquitecto Gustave Eiffel y tiene una altura de 324 metros, lo cual equivale a un edificio de 81 pisos. Desde ella se puede divisar Paris, la Ville Lumière (la Ciudad Luz) en todo su esplendor.
Aunque hoy es considerada un monumento netamente francés, la construcción de La Torre Eiffel se le debe íntegramente a la labor del cubano Guillermo Pérez Dressler, un dato que muy poco se conoce, y un nombre que desgraciadamente ha sido eclipsado por el más famoso de Gustave Eiffel, a quien se le atribuye en su totalidad la creación y construcción de la torre, aun cuando esta no es la realidad, se afirma.
Se cuenta que Guillermo Pérez Dressler, más conocido como Guillaume Dressler, nació en 1860 en la villa de Guanabacoa. Fueron sus padres Juan Pérez Zúñiga nacido en Cuba de padres españoles y Purificación Dressler de la Portilla, de padre escocés y madre cubana.
Desde muy temprana edad mostró Guillermo un gran talento para el dibujo y la arquitectura, por lo que sus padres se mudaran a La Habana para brindarle al chico las posibilidades de estudiar arquitectura en la capital.
Poco después de cumplir los 15 años muere el padre de Guillermo y la familia queda en la ruina, por lo que el joven se ve obligado a abandonar sus estudios y buscar empleo como aprendiz de boticario en una farmacia.
Uno de sus profesores, convencido de que el chico tenía un gran talento y que podía ser un nombre en la arquitectura nacional le consigue mediante una familia pudiente del Vedado una beca para ir a estudiar a La Sorbona.
Con 16 años llega a Paris Guillermo Pérez Dressler, quien muy pronto se adapta a la vida parisiense y cambia su nombre por el más cosmopolita de Guillaume Dressler.
A los 21 años se gradúa con honores de la prestigiosa Sorbona y obtiene trabajo en la firma Dumouriez, Valmy et Frères, en la que rápidamente se convierte en uno de sus mejores arquitectos siendo el responsable de la re-edificación del puente Peronet y de la construcción de la autopista Vichy-Nantes.
Además diseña en su totalidad el edificio Charpentier y la catedral de Bersy. En 1886 a raíz de la muerte del rey Ludwig Segundo de Bavaria, la familia real lo contrata para construir la tumba del monarca en Múnich. A esto le sigue la con construcción del Nomer Platz también en Munich y el hotel Ciboulette du Lac en el corazón de Montmartre.
La vida de Guillaume Dressler cambia radicalmente a partir de febrero de 1887 cuando su exprofesor de La Sorbona, el arquitecto y pedagogo Gravier de Vergennes le presenta a Gustave Eiffel, quien está en búsqueda de un asistente para la edificación de su famosa torre.
La química entre Dressler y Eiffel es instantánea y pronto el cubano, ahora ciudadano francés, se convierte en la mano derecha del famoso arquitecto, el cual deposita en él toda confianza, hasta el punto de permitirle corregir varios de sus diseños y nombrarlo administrador ejecutivo de la obra. Eiffel, que además de la torre tiene varios proyectos en construcción a la vez, hasta le permite a Guillaume diseñar en su totalidad una cuarta parte de la torre, aunque esto nunca se le acreditó al arquitecto cubano públicamente.
Otro secreto muy bien mantenido es que Eiffel padecía de vértigo por lo cual jamás subió a su propia torre. El pánico a las alturas sólo le permitió a Eiffel ascender al primer piso de la torre. De ahí en adelante, el encargado de la obra fue Dressler. Eslabón por eslabón, el cubano fue supervisando la construcción de la torre hasta su totalidad.
La torre Eiffel se inauguró el 31 de marzo de 1889 con la presencia de Eiffel y Dressler. Mientras que Eiffel fingía estar ocupado charlando con dignitarios de varios países debajo de la torre, fue Dressler quien llevó a la prensa mundial a la cumbre del monumento, y le sirvió de anfitrión, ya que Eiffel no era capaz de hacerlo dado a sus crisis de vértigo.
En julio de 1889 Guillaume Dressler es convocado a Inglaterra por la Reina Victoria, quien entusiasmada por su labor en la torre, lo contrata para edificar The Victoria and Albert Museum and Gardens en las afueras de Londres.
Dressler aceptó la comisión y partió rumbo a Inglaterra en el HMS Forepina el día 4 de agosto de 1889. El barco fue víctima de una tormenta y naufragó. Sólo cuatro personas sobrevivieron el naufragio. Guillaume Dressler no fue una de ellas. Pereció en las aguas del estrecho de Dover.
Su cadáver jamás fue hallado. Desgraciadamente, con él también murió su gran aporte a la construcción de La Torre Eiffel. El tiempo fue eclipsando su nombre poco a poco hasta borrarlo del todo, y hoy sólo se reconoce a Gustave Eiffel como único creador y constructor de la torre que lleva su nombre.
Cuando se piensa en la Torre Eiffel se piensa en Francia, no en Cuba. Aun cuando es Cuba responsable un 50 por ciento de su gloria.