El Festival CubeArt abrirá hoy su intenso programa danzario con el performance Huellas (en el camino), pieza interactiva sobre los dramas de la migración que presentarán en el Delirio Habanero del Teatro Nacional de Cuba.
Esta suerte de instalación performance, creada e interpretada por Eliane Piedrafita y Julio César Iglesias, también busca adentrarse en el “renacimiento” que implica para una persona cambiar de país y todos los retos a los cuales debe enfrentarse.
Así explicó Iglesias, coreógrafo cubano radicado en Alemania y quien es uno de los principales promotores del Festival CubeArt.
Este evento, que se extenderás hasta el 29 de septiembre, celebrará los 65 años de Danza Contemporánea de Cuba (DCC), de hecho, el cierre serán las funciones de esa prestigiosa compañía con la coreografía de Carmina Burana.
CubeArt quiere establecerse como una plataforma donde haya un intercambio intercultural y que se rompan un poco las barreras creadas dentro del mundo del arte, dijo Iglesias a la prensa.
Las actividades previstas abarcarán todas las áreas del Teatro Nacional de Cuba: la sala Covarrubias y la Avellaneda, el Delirio Habanero, el Café Cantante, los salones de ensayos…
Presentaciones danzarias, talleres, conferencias, clases magistrales, ensayos abiertos, conciertos de música electrónica forman parte del programa y contarán con la participación de artistas de Cuba, Alemania y Francia.
Entre otras acciones, destaca el workshop In C, con los bailarines que traerá a La Habana la coreógrafa alemana Sasha Waltz, junto a los de DCC.
Para el cierre de la jornada, DCC ofrecerá funciones de Carmina Burana, el 27, 28 y 29 de septiembre, en la sala Avellaneda del Teatro Nacional.
Para el maestro Miguel Iglesias, director de la compañía, esta celebración es solo un pretexto para seguir trabajando y creando con más empeño: no celebro ni mi cumpleaños, bromeó.
La puesta en escena de las imágenes y la música en vivo de Carmina Burana resultan extremadamente caro y es complicado montar una obra como esta, intentamos hacerla con la música y los coros en vivo, pero no podrá ser, lamentó.
Durante mucho tiempo, recordó Iglesias, fui muy partidario de lo cubano y me insistieron para que hiciera más internacional el repertorio de DCC: al principio hice un poco de resistencia, pero luego comencé a hacer obras de otros coreógrafos del mundo.
Carmina Burana, creación coreográfica de George Céspedes sobre una de las más célebres composiciones sinfónicas de todos los tiempos: la cantata homónima del compositor alemán Carl Orff, aparece entre los espectáculos más populares de DCC.
Ahora, la agrupación es una mezcla de bailarines muy jóvenes y otros más veteranos, pero creo que hemos sido la cantera de formación de artistas que figuran hoy en prestigiosas compañías de todo el mundo, destacó Miguel Iglesias.
Fundada por el maestro Ramiro Guerra, DCC a sus 65 años continúa defendiendo las raíces de la danza clásica y la cultura afrocubana, una fusión que le permitió crear un estilo auténtico y la convirtió en “la madre nutricia de las compañías de danza cubanas”.