Restan poquísimas horas para que la delegación de Cuba entre al estadio olímpico de Tokio y desfile encabezada por Mijaín López y Yaimé Pérez. Luego de un año de espera, por fin los ojos del deporte mundial se concentrarán en una ciudad que ha organizado sus juegos contra viento y marea, y que aun intenta cerrar cualquier brecha posible para evitar mayores daños por la COVID-19.
Para la Mayor de Las Antillas significará concurrir con su tercera delegación más pequeña desde 1960. Sin embargo, no parece imposible cumplir el propósito de ubicarse entre los veinte primeros países del medallero.
A todas luces estos serán unos juegos fuera de lo común. Las fuertes restricciones sanitarias, la ausencia de público en las instalaciones, la sólida oposición al interior del país e incluso la reducción de invitados a la ceremonia inaugural dejarán su impacto sobre todo en las primeras jornadas.
No obstante, el Comité Organizador y el Comité Olímpico Internacional buscan mil y una alternativas para intentar que los juegos más atípicos de la era moderna vivan su éxito.
Junto a las medidas organizativas y a otras tan novedosas como la de colocar sonido grabado en los estadios para simular la presencia de público, se suman el empleo de energía renovable para las instalaciones y buena parte del sistema de transporte. A su vez, las medallas y los podios surgieron a partir de productos reciclados, mientras que las 18 mil camas de la Villa Olímpica están hechas de cartón y luego serán reutilizadas.
En otro ámbito, el COI se ha propuesto que esta sea la cita olímpica con mayor igualdad de género de la historia. Para ello, varios deportes insertaron en sus programas un mayor número de pruebas femeninas y por primera vez en la historia cada país contará con un abanderado de cada género.
Del mismo modo, el programa crece en ocho pruebas mixtas más respecto a Río 2016 y el juramento olímpico será leído por dos deportistas, dos entrenadores y dos jueces, hombre y mujer en cada caso. Por vez primera el juramento olímpico incorpora en el texto las palabras “inclusión” e “igualdad”.
Respecto a los deportes, Tokio 2020 tendrá cinco disciplinas que no estuvieron en Río 2016, sobre todo pensando en captar la atención del público joven. Además del lógico regreso del béisbol-softbol para una cita desarrollada en Japón, también aparecen el surf, la escalada deportiva, el skateboarding o monopatinaje y el kárate. Otros 41 deportes permanecerán desde la edición anterior.
Para disputarlos la capital nipona espera la presencia de alrededor de 11 mil deportistas, entre los que resaltan nombres como los de la gimnasta estadounidense Simone Biles, el judoca francés Teddy Riner, el pertiguista sueco Armand Duplantis o las latinoamericanas Yulimar Rojas y Mariana Pajón.
Por Cuba, el pistolero Leuris Pupo estará en sus sextas olimpiadas y el luchador Mijaín López intentará la hazaña de conquistar su cuarta corona en línea.
Son destellos del espectáculo que está por venir, una cita que llegará también como muestra de la persistencia humana y con un espíritu de fraternidad y armonía, aun en medio de la pandemia. No en vano el lema de la ceremonia inaugural será “Unidos por la emoción”.