En una pelea extremadamente difícil, el púgil cubano Andy Cruz venció a su rival sobre el encerado nipón, Keyshawn Davis, de Estados Unidos. Tras llegar al último asalto parejos en el conteo de los jueces, el de la Mayor de las Antillas fue más efectivo en el último round y se llevó la pelea decisiva.
En los últimos cinco años, el matancero ha sido dos veces campeón del mundo (2017, 2019) y medalla de oro de los Juegos Panamericanos (2019) en peso superligero (60-64 kilos). De hecho, en ese tiempo sólo ha perdido una pelea. Fue contra el francés Sofiane Oumiha, plata Olímpica en Río 2016 y campeón del mundo en 2017 en el antiguo peso ligero (-60 kilos).
En la pelea que cerraba la actuación cubana en Tokio, Andy abrió delante y dominó el primer asalto por decisión de 4-1. Sin embargo, en el round intermedio estuvo mejor el estadounidense e igualó el combate. Todo quedaba para los tres minutos finales, y en los puños de Andy descansaba también la esperanza antillana de cerrar por todo lo alto.
El matancero no defraudó y se llevó ese asalto por unanimidad, un resultado que lo dejó como el cuarto campeón del boxeo cubano en Tokio.
"Es un camino muy largo y muy difícil, pero a mí me gustan los retos. Le agradezco mucho a mis compañeros por venir a apoyarme. Estoy muy contento porque este es el sueño de todo atleta y quiero dedicarle el triunfo al pueblo cubano que de seguro lp está gozando más que yo", aseguró.
Con este resultado Cuba ascendió al lugar 14° del medallero con siete medallas de oro, tres de plata y cinco de bronce.