Matanzas.–Había que apelar muy poco a la imaginación para presumir que la ceremonia de declaratoria del béisbol como Patrimonio Cultural de la Nación, con escenario en el añejo parque Palmar de Junco, en la tarde de este martes, sería una fiesta de cubanía.
Y es comprensible porque la pelota, como la entendemos los cubanos, es de las tantas pasiones y misterios que realzan nuestro orgullo e identidad, y llega hasta ejercer una influencia determinante en cómo asumimos la vida y en nuestra manera de ser.
Durante la ceremonia, presidida por Jorge Luis Broche Lorenzo, integrante del Secretariado del Comité Central del Partido, se leyó la declaratoria que dignifica al béisbol y subraya el simbolismo de un deporte «que llevamos en el fondo del alma, y que se ha afianzado a fuerza de historia», como afirmó Osvaldo Vento Montiller, presidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder).
El Palmar de Junco –estadio en activo más antiguo del mundo– enalteció su gloria, con la presencia de peloteros emblemáticos como los hermanos Sánchez, Félix Isasi, Gaspar «Curro» Pérez, Jorge Luis Valdés, Jesús Torriente, Evelio Hernández, Antonio Muñoz y Braudilio Vinent.
Con su música, distinguieron al beisbol el cantautor Raúl Torres y la Orquesta Faílde, cada vez más admirada por su respeto al legado de Miguel Faílde, creador del danzón, y por el modo renovado de plantearse el baile nacional.