Solucionar el problema de la inflación en Cuba escapa a medidas de corto plazo solamente, por eso es necesario hoy adoptar decisiones emergentes para mitigar su impacto en las personas con menos recursos, consideró el economista José Luis Rodríguez.
El Premio Nacional de Economía 2019 dijo en exclusiva a Prensa Latina que resolver el fenómeno demora porque se trata de solucionar problemas estructurales, y en el caso cubano, además de sus particularidades, tiene puntos de contacto con lo ocurrido en el mundo, una inflación global con causas muy claras.
En efecto, en 2020, como consecuencia de la Covid-19 se paralizó buena parte de la economía del orbe, lo cual produjo un alza en los precios a nivel internacional y eso lógicamente trajo una afectación en la capacidad de compra del país, explicó el experto.
Esto es una de las razones que incide en la disminución de la oferta, cuestión esencial, pues el déficit de productos frente a una demanda solvente es el corazón de la inflación en todo el mundo.
Aunque otros factores afectan en la isla, sin duda es un asunto priorizado para la economía en el 2022, por ello es importante ejecutar un programa antiinflacionario centrado en solucionar las causas que la generen y no en atacar solo las consecuencias, consideró el asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial.
Rodríguez, quien recientemente fue reconocido con el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas 2021, refirió que una de las acciones de un posible programa antiinflacionario podría ser atender la mitigación del impacto negativo de la Tarea Ordenamiento (TO).
Un proceso que unificó la moneda y la tasa de cambio, con una devaluación del peso cubano, cuestión que se diseñó compensar con incrementos en los salarios y las pensiones ante el aumento de los precios.
En particular a corto plazo, la mirada debe estar centrada en los más vulnerables mediante la compensación indispensable, acciones que deben comunicarse y explicarse eficazmente para que el pueblo conozca cómo el Gobierno trabaja en la protección de los más afectados y no se deja nadie atrás, remarcó.
Un ejemplo de los segmentos más vulnerables, dijo, se aprecia al tomar en cuenta que Cuba tiene alrededor de un millón 600 mil jubilados, y de ellos, más de la mitad cobra el mínimo de esas pensiones, personas que demandan una atención especial.
Asunto que requiere continuar la atención en 2022, apuntó, pese a las fuertes erogaciones que se registran en el Presupuesto del Estado, y puso como ejemplo que en abril de 2021 aumentaron en 280 pesos las pensiones de las personas que reciben asistencia social.
Ello eso costó al país unos mil 900 millones de pesos (más de 79 millones de dólares), acotó.
Cuba en estos momentos computa unos 183 mil núcleos vulnerables y una parte importante requiere asistencia social porque no pueden sostenerse por sí mismos, cuestión que se toma en cuenta por nuestro gobierno.
Más allá de los vulnerables
Otro elemento es el desarrollo de programas para reducir el déficit presupuestario, destacó, es necesario proteger a los más desfavorecidos, pero también se impone rebajar otros gastos. Ello es posible, pues existen medidas aprobadas aún sin aplicar completamente como la implementación del subsidio a personas y no a productos.
También es necesario, continuó, resolver el subsidio a las empresas con pérdidas, que al concluir 2021 alcanzó el récord negativo alrededor de 500 entidades sin rentabilidad.
No se trata de aquellas con pérdidas inducidas por decisiones estatales, esas se pueden subsidiar, pero no son la mayoría.
El déficit presupuestario es un factor clave que incrementa la inflación, porque aumenta la liquidez sin producción como respaldo, subrayó.
Y por último y no menos importante, es la necesidad de revertir el aumento sostenido de la tasa de cambio de la divisa en el mercado informal, un tema complicado, más no imposible de solucionar como lo demostró la experiencia de la Casa de Cambio (Cadeca) a partir de 1995 en medio del período especial, explicó el exministro de Economía.
En la isla existen expertos que pueden aportar ideas, las cuales se deben acompañar del análisis de experiencias internacionales y, de conjunto, lograr soluciones eficaces, abundó el experto.
Rodríguez se refirió a este tema como una variable importante para la inflación, en particular porque las tiendas que venden en moneda libremente convertible (MLC) son actualmente una de las principales fuentes de oferta en el país de cara a la población y a los emprendimientos.
Entre los factores que contribuyen al alza del precio del dólar en el mercado informal está el respaldo a la incertidumbre y a la especulación promovida desde el exterior con la ayuda de las redes digitales, precisó.
No obstante, hay un elemento de carácter objetivo, y es la necesidad de adquirir productos en esos establecimientos por parte del sector no estatal ante la ausencia de ofertas en pesos cubanos.
Esto impacta en el desempeño de estas formas de gestión no estatal y en los productos y servicios que ofertan, los cuales se encarecen y repercuten en la población, señaló.
Un programa antiinflacionario debe establecer regulaciones a ese sector privado sobre la base de la competitividad del estatal, y no sobre acciones administrativas y prohibiciones, significó.
Las medidas propuestas tienen costos a corto plazo que es necesario asumir compensando –en todo cuanto sea posible- el impacto negativo en la población.
Sin olvidar que solo mediante una mayor producción y oferta de bienes y servicios será posible que los precios desciendan gradualmente, al tiempo que se logre incrementar los ingresos de los trabajadores como retribución a su mayor esfuerzo y productividad, concluyó.