La sabiduría de los profesores, los acalorados debates en las clases, el trabajo de equipo ideado desde unos de los pasillos de la facultad, en fin, la vida universitaria es una experiencia para guardar en el cajón mental de los recuerdos.
Marzo del 2021, los universitarios comenzaron un curso escolar atípico marcado por la pandemia y con un reto importante, adquirir conocimiento y habilidades de manera virtual.
“Desarrollar el curso desde la virtualidad constituye un desafío y bien sabemos que el acceso a las tecnologías de la información y las comunicaciones no es un tema resuelto, pero se han concebido variantes para todos, en cualquier escenario, lo mismo con cero, media o máxima conectividadˮ, señaló el doctor Reynaldo Velázquez director general de Pregrado del Ministerio de Educación Superior durante su intervención en la Mesa Redonda.
Resultaba casi imposible confeccionar una parrilla educativa por televisión donde se insertaran los programas de más de 6 000 asignaturas-año. Por este motivo el proceso de informatización de las universidades resulta clave en la estrategia para el presente curso.
Una de la plataformas digitales para la gestión del aprendizaje es el EVEA (Entorno Virtual de Enseñanza y Aprendizaje), una aplicación web de tipo Ambiente Educativo Virtual, que sirve para gestionar cursos en línea. EVEA no surgió en los tiempos de la COVID ̵ 19, en años anteriores fue utilizada como una vía complementaria para la formación.
Camila González Amable, cursa el tercer año de la Licenciatura en Derecho en la Universidad de La Habana, para ella el proceso de inscripción en el EVEA no fue muy complicado, excepto porque la página a veces daba problemas de conexión y no cargaba. Dice haberse ido adaptando a ver la escuela desde esta nueva perspectiva, “cosa que no ha sido fácil, y con la que sigo batallando a día de hoy”.
“A mí me fue muy bien en el proceso de inscripción porque recordaba la contraseña, pero muchos de mis compañeros de aula que no se acordaban pasaron trabajo. Tuvieron que llamar al nodo de la Facultad para restablecerla y muchas veces, al llamar tantos estudiantes a la vez estaba ocupado o no respondían y entonces era un proceso engorroso”. La estudiante de Periodismo Digna Caridad Díaz Caraballoso, también de tercer año, afirmó que muchos estudiantes tuvieron miedo de que empezaran las clases virtuales y todavía no estar matriculados.
Para Jorge Carrazana Hernández el proceso de inscripción en un comienzo fue difícil, pero al navegar en la plataforma fue tomando confianza y ya accede con facilidad. “La plataforma es muy útil y más que están presentes muchas facultades con todos los años académicos correspondientes y es solo buscar lo que necesitas”, sostiene este estudiante de quinto año de Medicina. “Fue bastante complicada la inscripción, estuve dos día en ese proceso” cuenta Amanda Camejo Torres estudiante de cuarto año de Ciencias de la Información.
La inscripción fue un choque para muchos estudiantes que teniendo los medios para conectarse, no estaban habituados a la plataforma virtual de aprendizaje. Luego de transcurrido un mes trabajando con el EVEA se sienten más cómodos, aunque aún quedan insatisfacciones.
“La enseñanza de este modo dista muchísimo de la presencial. Cuesta bastante adaptarse, yo personalmente prefiero trabajar (si tiene que ser todo digital) por WhatsApp que es un medio mucho más fácil para comunicarse, pues en EVEA a veces me pierdo un poco, especialmente a la hora de los debates y ese tipo de conferencias, supongo que sea cuestión de adaptación, pero a veces no entiendo la página”, confiesa la futura abogada.
Añade que le cuesta bastante mencionar alguna ventaja del curso online, aunque termina diciendo que “tiene todo el día “libre” para organizarte, pues aunque tenemos un horario de clases, al no ser presencial, es mucho más flexible”. Sin dudas lo que más extraña Camila es el calor universitario y el intercambio con los profesores. “Nos estamos perdiendo casi toda nuestra vida universitaria, que es una de las mejores etapas, debido a la pandemia; no podemos disfrutar de las conferencias y clases presenciales de nuestros profesores, y en lo personal me parece una pena y algo que nos juega en contra para nuestra formación”
A pesar del esfuerzo de nuestros profes —señaló— nada se puede comparar con estar en el aula cuerpo a cuerpo viendo las explicaciones, la participación, las dudas.
Digna, estudiante de Periodismo, agradece que la educación a distancia les permita continuar con los estudios en medio de la situación epidemiológica que atraviesa el país, pero al igual que Camila añora participar de las clases presenciales con los profesores que según considera “son muy importantes a la hora de aclarar dudas, sistematizar los contenidos”. En el caso de mi carrera —aclaró—no podemos tener las prácticas en los medios de comunicación que nos permite desarrollar habilidades básicas para la profesión.
El futuro médico, quien durante este tiempo se ha vinculado como sus compañeros a las pesquisas activas no tiene insatisfacción con la plataforma, la considera la mejor opción que se pudo haber hecho para los estudiantes frente a la situación actual de la COVID-19.
“La ventaja de la educación a distancia es gran tiempo que puedes usar a favor para estudiar en casa, y por supuesto, nos ha servido a todos los estudiantes para superar las asignaturas que desgraciadamente no hemos podido impartir con nuestros profesores como decimos nosotros: “frente a frente”, a causa de la actual situación epidemiológica, a mi experiencia, nos ha permitido avanzar”.
Además de las clases, —recuerda— las prácticas diarias con los enfermos, incluyendo las guardias médicas semanales, son esenciales para la formación general del futuro médico. “Aprendemos de nuestros errores, de los profesionales que interactúan con nosotros y los pacientes, los pases de visita en sala de ingresos y el aprender desde ya a saber vivir en hospitales y otros centros de atención, porque una vez que entras al mundo de la medicina, nuestro hogar es el hospital y nuestra familia los enfermos y compañeros”, cuenta Jorge.
El ministro de Educación Superior, Dr. José Ramón Saborido Loidi, dijo al intervenir en la Mesa Redonda que como concepto, también se defiende un alto grado de presencialidad, incluso cuando el sistema pueda tener algo que se conoce como híbrido, un porcentaje de presencialidad y otro de no presencialidad para la llamada actividad virtual de relaciones, explicó.
“Nosotros hablamos de formación integral. Es impensable que usando solamente las tecnologías podamos llegar a una formación integral, tomando en cuenta el sistema de influencias que interactúan en un centro de educación superior, en los colectivos estudiantiles, en sus organizaciones, con los profesores y colectivos de docencia que, además, tienen un diseño del trabajo educativo de formación; en la responsabilidad que el estudiante va creando para enfrentar todo esos procesos y que va haciendo que podamos tener una formación integral. Es muy difícil, o casi imposible, cuando ves la experiencia mundial, lograr con la virtualidad estos propósitos que para nosotros son conceptos básicos de la formación”, agregó el titular.
—¿Qué extrañan los estudiantes de las clases presenciales?
Camila: Todo, a mis amigas en el aula, a mis compañeros, a los profes, la presión, las pruebas, los nervios, el estrés, las conferencias magistrales de los profesores, el horario a cumplir, fajarme con el transporte, ir a la facultad, todo, extraño todo de las clases presenciales.
Digna: La agitación universitaria, el intercambio con los profesores, el debate, que nos hacían mirar los contenidos desde varios puntos de vista. Extraño la vida en FCOM.
Jorge: La oportunidad única de aprender de doctores y profesionales de la salud sobre lo que más adoro que es la medicina, es ese el tiempo que adoro de asistir a clases, ese tiempo en el que de verdad aprendes. No hay nada mejor que tener un profe que guíe el estudio y el aprendizaje.
Amanda: No solo las conferencias, sino el seguimiento que nos hacían los profesores.
—¿Qué cualidad como estudiante han desarrollado?
Camila: Disciplina a la hora de estudiar, porque al no tener al profesor en el aula, la presión y la ayuda que eso significa al menos para mí. Uno tiene que arreglárselas con las herramientas nueva que tenemos, para ir aprehendiendo los conocimientos de la mejor forma posible y eso conlleva obligatoriamente creo, mayor seriedad y responsabilidad por nuestra parte a la hora del estudio individual.
Digna: Compromiso, porque ahora yo tengo que organizarme, crear mi plan de estudio. Tengo que colegiar las actividades de la casa y las condiciones que ha impuesto la vida en cuarentena con las actividades de la escuela. Me impone tener una mayor constancia a la hora de realizar los ejercicios según el calendario que me propuse, mucha mayor disciplina que cuando estaba en la facultad porque ahora el proceso de aprendizaje y de desarrollo de las tareas depende de nuestra propia organización y eso claro que necesita de una mayor disciplina.
Jorge: La educación a distancia si impone responsabilidad y compromiso como estudiante porque sabes que tienes que vencer la asignatura y más que nada esforzarte el doble para aprender. Después de todo, sé que la asignatura que estudie en casa, sea cual sea, será parte de mi futura labor como profesional de la salud.
Amanda: Una organización tremenda, porque se te puede olvidar una tarea, puede que no la veas, al tener tantas asignaturas y lecturas. He tenido que crearme un horario para organizar el tiempo. Son muchas horas de leer y estudiar.
El acceso a la tecnología es todavía una preocupación entre los universitarios, aunque muchos cuentan con dispositivos electrónicos —tablet, móviles, computadoras, laptop—, a otros se les dificulta el acceso a la información.
Digna cuenta que aunque dispone de medios para conectarse, conoce compañeros de estudio que afrontan problemas, pues no tienen dispositivos o los que poseen no tienen los parámetros necesarios, por ejemplo, no se conectan a la 3G. La descarga de materiales complementarios y los debates en los grupos de WhatsApp son acciones que complementan la adquisición de conocimientos, pero que representan gastos para los estudiantes y sus familias.
“Lo de la descarga de los libros para complementar el proceso de aprendizaje es algo complicado, porque en ocasiones no encontramos los materiales que necesitamos en el EVEA. Hay personas que no tienen megas disponibles para estas descargas. En mi carrera necesitamos de mucha información actualizada y de la consulta de artículos científicos y periodísticos. Muchos compañeros míos están haciendo un gran sacrificio para poder estar al día”, relata la estudiante.
“Existen 70 portales en todas las universidades libres en el acceso, sin pago ninguno desde una infraestructura fija, utilizando la wifi, el nauta hogar e, incluso, datos móviles. Se liberó de costo el uso de los datos móviles para el acceso a 26 portales y los Joven Club de Computación están dando tres horas libres de costo diarias por estudiante para acceder a las tecnologías”, informó en la Mesa Redonda del pasado 8 de marzo el ministro del MES.
En otro momento, afirmó que son pasos de avance, “pero sabemos que tanto el estudiante como el docente, aun teniendo datos móviles gratuitos, tienen la necesidad de interactuar de manera directa. Hoy no está resuelto todavía, por ejemplo, que por datos móviles se acceda a los grupos de WhatsApp, para que todo el colectivo general trabaje.
Indudablemente la educación online ha sido todo un reto para el sistema de Educación Superior, sus estudiantes y profesores. Ha servido para adelantar conocimiento, formar habilidades y mantener activos a la masa estudiantil, pero no sustituirá el calor de un salón de clases.