Con 20 años de experiencia en terapias para niños con trastornos del espectro autista (TEA), la escuela Dora Alonso, de la capital cubana, promueve el desarrollo de habilidades para la inserción social de sus alumnos.
A partir de las experiencias de la institución se desarrollan investigaciones que tributan a las maneras de hacer en Cuba para tratar a niños con esta condición con el propósito de perfeccionarlas o adaptar los conocimientos y avances del mundo a las condiciones de la isla.
Según declaró a Prensa Latina la directora de la institución, Laude Cruz Camejo, un elemento que identifica a su escuela es el trabajo con la familia, lo cual ha sido reconocido por expertos de otros países.
“Tratamos de dotarla de las herramientas y conocimientos necesarios para que acepten la existencia de esta condición y se involucren en el trabajo de las terapias”, explicó la especialista, quien señala que muchas veces este es un elemento determinante para tener avances con los niños.
Esta es una educación que lleva muchos recursos, no solo humanos, sino también materiales, y Cuba garantiza que los niños que los necesiten accedan a ellos de manera gratuita y con un alto nivel profesional, agregó.
“Trabajamos con niños desde un año y medio y hasta siete -dice Cruz Camejo- con el propósito de lograr una intervención temprana y oportuna que permita desarrollar habilidades para su inserción en otros contextos educativos en condiciones de inclusión”.
Cruz camejo explicó que en el centro educativo confluyen saberes y experiencias de profesionales de la salud y la educación, quienes colaboran en proyectos como Muéstrales el camino, que con el apoyo de la Unicef, socializa saberes de las ciencias médicas y pedagógicas para una mayor inclusión educativa.
La escuela especial Dora Alonso, ubicada en la ciudad escolar Libertad, de La Habana, se fundó el 4 de enero de 2002 por Fidel Castro como una de las primeras de su tipo en Cuba para tratar a menores con TEA.
Actualmente tiene una matrícula de 94 niños de todos los municipios de la capital cubana. Cuenta con un claustro docente de 48 profesores, además de logopedas, fisioterapeutas, psicopedagogos, instructores de arte y maestros de apoyo.
La atención es individualizada y personalizada con aulas de hasta seis alumnos. El diseño de la edificación y su ambientación tienen en cuenta las necesidades de estos niños que precisan de apoyos visuales para ubicarse en el espacio y comprender el uso de los elementos que le rodean.