La contaminación generada por los desechos de plástico aumentó notablemente en los últimos años y se prevé que se duplique hacia 2030, lo que provocará afectaciones en la salud, la economía, la biodiversidad y el clima, según un nuevo informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), que advierte que el reciclaje es hoy insuficiente.
El informe del Pnuma califica la actual contaminación del planeta causada por el plástico como una “crisis mundial” y propone que se actúe rápida y coordinadamente para atajar este problema, porque “es urgente reducir la producción mundial de plástico y de residuos plásticos en el medioambiente”.
Según el reporte, aproximadamente 7 000 millones de los 9 200 millones de toneladas de producción acumulada de plástico entre 1950 y 2017 se convirtieron en residuos plásticos, tres cuartas partes de los cuales fueron desechados y depositados en vertederos, formaron parte de flujos de residuos incontrolados y mal gestionados o fueron vertidos o abandonados en el medioambiente, incluso en el mar.
El plástico es la fracción más grande, más dañina y más persistente de los desechos marinos, y representa al menos el 85% del total de esos desperdicios , según el documento, publicado bajo el título “De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos”.
Los expertos aclaran que la contaminación por el plástico es una amenaza creciente ya no solo para los ecosistemas acuáticos, sino para todos los ecosistemas, desde aquellos en donde se origina este material hasta los marinos y los que están en el camino que recorre entretanto.
A poco más de una semana de que comience en Glasgow la Conferencia sobre el Clima (COP26), el informe del Pnuma alerta que los plásticos también son un problema climático, ya que se estima que en 2015 su fabricación está relacionada con la producción de 1.7 gigatoneladas de CO2 y se proyecta que para 2050 esa cifra se triplique a aproximadamente 6.5 gigatoneladas, el 15% del presupuesto mundial de carbono.
“La contaminación actual es omnipresente y persistente. Aunque el mundo ha logrado un importante crecimiento económico en las últimas décadas, este ha ido acompañado de grandes cantidades de contaminación, con importantes repercusiones en la salud humana y los ecosistemas, así como en el funcionamiento de algunos de los principales procesos de los sistemas terrestres, como el clima”, apunta el informe.
El documento destaca que el plástico representa el 85% de los residuos que llegan a los océanos y advierte que, para 2040, los volúmenes de este material que fluyen hacia el mar casi se triplicarán, con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas. Esto significa alrededor de 50 kilogramos de plástico por metro de costa en todo el mundo.
En consecuencia, todas las especies marinas, desde el plancton y los moluscos, hasta las aves, las tortugas y los mamíferos, se enfrentan a riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia. Los corales, los manglares y los pastos marinos, además, están sofocados por desechos plásticos que les impiden recibir oxígeno y luz.
El ser humano también es vulnerable a la contaminación que generan los residuos plásticos en las fuentes de agua, lo cual podría causar cambios hormonales, trastornos del desarrollo, anomalías reproductivas y cáncer. El plástico es ingerido a través de los productos del mar, bebidas e, incluso, la sal común, pero también penetra en la piel y puede ser inhalado cuando está suspendido en el aire.
“Los riesgos para la salud y el bienestar humano surgen de la quema de residuos plásticos, la ingestión de mariscos contaminados con el plástico, la exposición a bacterias patógenas transportadas en él y la lixiviación (la separación mediante disolvente de las partes solubles de las insolubles) de sustancias preocupantes en las aguas costeras”, indica el informe.
Precisamente, “la liberación de sustancias químicas asociadas a los plásticos a través de la lixiviación en el medio ambiente marino está recibiendo mayor atención, ya que algunos de estos productos químicos son sustancias preocupantes o tienen propiedades de alteración endocrina”.
De acuerdo con los científicos, el microplástico puede entrar en el cuerpo humano por inhalación y absorción a través de la piel y acumularse en los órganos, incluida la placenta.
Es probable que la absorción de microplásticos por parte de los seres humanos a través de los alimentos de origen marino ponga en peligro a las comunidades costeras e indígenas, donde las especies marinas son la principal fuente de alimentación.
Los vínculos entre la exposición a las sustancias químicas asociadas a los plásticos en el medioambiente marino y la salud humana no están aún claros. Sin embargo, algunas de estas sustancias químicas se asocian con graves impactos en la salud, especialmente en las mujeres.
Según el informe, los plásticos marinos tienen un efecto generalizado en la sociedad y el bienestar humano, ya que pueden disuadir a la gente de visitar las playas y costas, y de disfrutar de los beneficios de la actividad física, la interacción social y la mejora general de la salud física y mental.
La salud mental puede verse afectada por el conocimiento de que animales marinos carismáticos como las tortugas marinas, ballenas, delfines y muchas aves marinas están en peligro. Estos animales tienen importancia cultural para algunas comunidades.
Las imágenes y descripciones de ballenas y aves marinas con sus estómagos llenos de fragmentos de plástico, que son frecuentes en los medios de comunicación, pueden provocar fuertes impactos emocionales, añade el documento publicado por el Pnuma.
En cuanto al costo económico, el informa subraya que la basura marina y la contaminación del plástico afectan también a la economía mundial. Los costos que acarrea la contaminación por plásticos en el turismo, la pesca, la acuicultura y otras actividades, como las limpiezas, se estiman entre 6 000 y 19 000 millones de dólares en 2018.
Se proyecta que para 2040 el riesgo financiero anual podría ser de unos 100 000 millones para las empresas si los Gobiernos exigen que cubran los costos de la gestión de residuos en los volúmenes esperados.
En comparación, el mercado mundial del plástico en 2020 se ha estimado en unos 580 000 millones de dólares, mientras que el valor monetario de las pérdidas de capital natural marino se estima en 250 000 millones de dólares al año.
Los riesgos múltiples y en cascada que plantean los desechos marinos y el plástico los convierten en multiplicadores de amenazas. Pueden actuar junto con otros factores de estrés, como el cambio climático y la sobreexplotación de los recursos marinos, causando un daño mucho mayor que si se producen de forma aislada, advierte el Pnuma.
Las alteraciones del hábitat en ecosistemas costeros claves, causadas por el impacto directo de la basura marina y el plástico, afectan la producción local de alimentos y dañan estructuras costeras, lo que conlleva consecuencias de gran alcance e imprevisibles, como la pérdida de resistencia a los fenómenos extremos y el cambio climático.
Los microplásticos pueden entrar en los océanos a través de la descomposición de artículos de plástico de mayor tamaño, los lixiviados de los vertederos, los lodos de los sistemas de tratamiento de aguas residuales, las partículas transportadas por el aire (por ejemplo, por el desgaste de los neumáticos y otros artículos que contienen plástico), la escorrentía de la agricultura, el desguace de barcos y las pérdidas accidentales de pérdidas de carga en el mar.
Los fenómenos extremos, como las inundaciones, las tormentas y los tsunamis también pueden arrojar a los océanos importantes volúmenes de residuos desde las zonas costeras y las acumulaciones de basura en las riberas de los ríos, a lo largo de las costas y en los estuarios. Se prevé que la producción mundial acumulada de plástico entre 1950 y 2050 alcanzará los 34 000 millones de toneladas.
Además, los riesgos de los desechos marinos y el plástico deben evaluarse en función de los riesgos acumulados. Más de la mitad de los plásticos que se encuentran flotando en algunos giros oceánicos se produjeron en la década de 1990 y antes.
El movimiento de los desechos marinos y los plásticos dentro y fuera de la costa está controlado por las mareas, las corrientes, las olas y los vientos, con plásticos flotantes que se acumulan en los llamados giros oceánicos, mientras que los plásticos que se hunden se concentran en las profundidades marinas, los deltas de los ríos, los cinturones de lodo y los manglares.
Según el informe, hay un número creciente de puntos calientes en los que existen riesgos a largo plazo y a gran escala para el funcionamiento de los ecosistemas y para la salud humana. Entre los principales focos se encuentra el mar Mediterráneo, donde se acumulan grandes volúmenes de desechos marinos y plásticos debido a su naturaleza cerrada, lo que supone un riesgo para millones de personas.
Igualmente, el océano Ártico, por el daño potencial a su naturaleza prístina y el daño a los pueblos indígenas y a las especies emblemáticas por la ingestión de plásticos en las cadenas alimentarias marinas, y la región de Asia oriental y suroriental, donde hay importantes volúmenes de residuos incontrolados cerca de poblaciones humanas muy grandes con una gran dependencia de los océanos.
Los autores del informe rechazan la posibilidad de que el reciclaje sea una salida a esta crisis y advierten sobre alternativas dañinas a los productos de un solo uso, como los plásticos de base biológica o biodegradables, que actualmente representan una amenaza química similar a los plásticos convencionales.
Con respecto al reciclaje, un problema importante es la baja tasa de reciclaje de plásticos, que actualmente es inferior al 10%, de acuerdo con el informe.
“Millones de toneladas de residuos plásticos se pierden en el medioambiente, o a veces se envían a miles de kilómetros hasta destinos donde generalmente se queman o se tiran. La pérdida anual estimada del valor de los residuos de plástico de los residuos de envases de plástico, solo durante la clasificación y el procesamiento, es de 80 000 a 120 000 millones de dólares”, agrega.
Un área de investigación en rápida expansión se refiere a los plásticos biodegradables y de origen biológico. Los resultados de estudios de campo muestran que cuando estos plásticos están fuera de condiciones industriales o de compostaje controlado, algunos pueden persistir durante muchos años una vez que se encuentran en entornos marinos sin mostrar ningún signo de biodegradación.
Por lo tanto, asegura el informe, “en el medioambiente, estos tipos de plásticos pueden suponer los mismos riesgos que los plásticos convencionales”.
El informe también analiza las fallas críticas del mercado, como los bajos precios de las materias primas vírgenes basadas en combustibles fósiles, frente a los de los materiales reciclados; los esfuerzos poco articulados en la gestión formal e informal de residuos plásticos, y la falta de consenso sobre soluciones globales.
(Con información de ONU Noticias)