Se acerca el 23 de marzo, ocasión en que muchos felicitan a profesionales y técnicos vinculados a la meteorología en las distintas esferas por el “Día del Meteorólogo”. Sin embargo, aunque es válido ese día para congratular a las personas dedicadas al estudio de esta ciencia, su denominación correcta es “Día Meteorológico Mundial”.
No es una simple diferencia en denominaciones. Este día de marzo coloca la atención en la ciencia meteorológica y su importancia, más allá de reconocer a los profesionales de esta área. Fue establecido en 1961, en ocasión del décimo aniversario de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), un ente adscrito a la Organización de Naciones Unidas y que coordina el trabajo de esta rama en todo el planeta, precisamente en esa fecha.
Pese a todos los adelantos tecnológicos actuales, la humanidad sigue y seguirá siendo vulnerable a los efectos adversos del tiempo y el clima, que recuerde, como ya explicamos en una columna anterior, no son lo mismo.
Como cada año, la OMM organiza en torno al 23 de marzo una jornada centrada en un tema, que este año es: El futuro del tiempo, el clima y el agua a través de las generaciones.
Este 2023, además, se cumplen 150 años de la fundación de la Organización Meteorológica Internacional, predecesora de la OMM y la cual dio los primeros pasos en la coordinación de la información meteorológica, su unificación en un formato para el intercambio imprescindible entre las naciones.
También es un periodo en que ha cambiado el clima en el planeta, más allá de los ciclos naturales, por la influencia del hombre, incrementándose la temperatura media mundial en 1.1 grados Celsius, un valor que puede parecer pequeño, pero que tiene grandes implicaciones, algunas de las cuales ya estamos siendo testigos.
Aprovechando este aniversario, la OMM destaca la conexión entre los logros del pasado, el progreso actual y el potencial que hay en el futuro, la evolución que ha ido desde las transmisiones telegráficas de las observaciones meteorológicas y los pronósticos, hasta las diversas formas de comunicar en la actualidad, pasando por las herramientas que contribuyen a la realización de la informaciones, como las supercomputadoras, tecnologías de satélite, etc.
La OMM nos recuerda que vivimos en un planeta cuyos océanos y atmósfera no tienen fronteras, por lo que la colaboración internacional es esencial, no solo para el intercambio de información, sino para llevar a cabo políticas enfocadas en disminuir los efectos adversos del cambio climático. El esfuerzo tiene que ser común.
La importancia del clima
Junto al logo de la OMM rezan las palabras: “Tiempo, Clima, Agua”, en total sintonía con una organización cuya función se define como dedicada a la cooperación internacional y la coordinación acerca del estado y el comportamiento de la atmósfera terrestre, su interacción con tierras y océanos, el tiempo y clima que esta produce y la distribución resultante de los recursos hídricos.
En los últimos 20 años, la palabra clima aparece en los temas centrales del Día Meteorológico Mundial, de manera explícita, en unas 11 ocasiones, en algunos casos acompañada de otros términos y en algunos casos como “protagonista”. Es que, en los últimos años, resaltar la importancia del cambio climático, sus efectos y las acciones que podemos todavía llevar a cabo para mitigarlo, son de los puntos en que más se han volcado los esfuerzos de esta organización.