Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 1100 millones de jóvenes de todo el mundo podrían estar en riesgo de sufrir pérdida de audición por prácticas auditivas perjudiciales.

En la casa, en la calle… en cualquier espacio se les ve escuchando música con los audífonos. Y tan alto el volumen que impide oir un claxon, una llamada de aviso o de auxilio, o, simplemente, el toque a la puerta o el timbrar del teléfono.

Sucede que con el avance de  la tecnología  los reproductores de música se han vuelto algo común y junto con ellos, el escuchar música a volúmenes francamente nocivos para la salud, sobre todo cuando es durante largos períodos y usualmente.

Es probable que quienes así disfrutan no sepan que ese hábito supone un riesgo grave de pérdida auditiva irreversible.

 

Foto: José Manuel Correa/ Granma

Habría que repetirlo a menudo, pero por ser hoy, como cada último miércoles de abril, el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, viene muy a propósito el recordatorio y también multiplicar la previsión de la OMS: para 2050 una de cada cuatro personas tendrá problemas de audición.

Precisamente el Día Internacional que hoy se conmemora tiene como fin poner sobre aviso acerca de los peligros del ruido, ese contaminante ambiental que no pocos desestiman.

De los adolescentes y jóvenes entre 12 y 35 años, residentes en países de ingresos medianos y altos, cerca del 50% están expuestos a niveles de ruido perjudiciales a consecuencia del uso de dispositivos de audio personales como reproductores de MP3 y teléfonos inteligentes; mientras que un 40% se ha expuesto a ruidos también nocivos en discotecas, clubes y otros centros nocturnos.

Se estima que en esos centros recreativos los niveles medios de presión acústica rondan entre los 100 y 112 decibeles. Ello, cuando una buena parte de los especialistas sugiere un umbral de exposición al ruido que no supere los 65 decibeles por el día y los 55 en las noches para protegernos de daños a largo plazo. La capacidad auditiva empieza a verse perjudicada a partir de los 75 decibeles y si se rebasan los 85 puede causar la llamada sordera sensorineural progresiva.

El ruido, aunque no se haga mucho “ruido” con esa verdad,  se considera una de las principales fuentes de contaminación ambiental y un problema de salud a nivel mundial.

Pero, ojo, no se reduce a los daños de la música alta. Pregúntenle si no a quienes en plena ciudad so despertados por el canto del gallo del vecino al amanecer, por el ladrido de una mascota majadera o por la batidora que prepara quién sabe qué jugo a altas horas de la madrugada. 

Eso, por no hablar de aquellos que obligan a los demás a escuchar su música, lo mismo en cuadras, edificios que en transportes o espacios públicos, lo cual, en estos tiempos de pandemia, cuando hay tantos tristes, preocupados y también guardando luto, resulta bastante chocante.

Por ser hoy el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, probemos a empezar. A partir de este miércoles tratemos de respetar más al prójimo y de proteger nuestra propia salud de la contaminación auditiva con un poco de silencio: ¡Shhh!