Este domingo entra en vigor el horario de verano en la zona atlántica, que se aplica en Cuba desde hace años con el propósito de contribuir al ahorro de energía.
La iniciativa de cambiarlo nuevamente obedece también al mayor aprovechamiento de la luz solar en actividades cotidianas, comentó en sus apreciaciones a la Agencia Cubana de Noticias el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba.
Ramos Guadalupe ofreció detalles de interés sobre el particular, al explicar que en vez de tomar la hora oficial del meridiano 75º oeste de Greenwich (UTC -5), se asume la del meridiano 60º (UTC -4), centro del huso horario que cruza virtualmente sobre el extremo oriental de Canadá, las Antillas Menores, Venezuela, el oeste de Brasil y Bolivia.
Lo cierto es que la opción de adelantarla está asociada a causas naturales, como la forma de la Tierra, la inclinación de su eje de rotación, la extensión de la órbita terrestre y su velocidad de traslación.
De acuerdo con el experto cubano, este domingo, el intervalo diurno en el país será de 11 horas y 55 minutos, extendiéndose cada día hasta llegar a 12 horas el próximo martes 19 de marzo, con el equinoccio de primavera boreal a las 11:06 p.m., hora de Cuba.
Entonces, serán prácticamente iguales los intervalos diurno y nocturno, pronosticó.
Mencionó antecedentes del caso, al recordar que el primer adelanto de la hora en Cuba ocurrió el dos de junio de 1939 por el Decreto Presidencial 1185, del coronel del Ejército Libertador Federico Laredo Brú, quien asumió en 1936 la máxima legislatura en sucesión constitucional como vicepresidente de la República.
Sin embargo, por razones de latitud y larga duración de su intervalo diurno, otros países centroamericanos como Aruba, Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Jamaica y Panamá, no adoptan el horario de verano.
En la perspectiva astronómica, prosiguió, el domingo 10 de marzo el Sol y la Luna estan en la constelación de Acuario; y coincidentemente, a las 5:00 a.m., nuestro satélite natural llegará a la fase de luna nueva, aunque ninguno de estos fenómenos celestes tiene implicaciones para la salud o para la vida cotidiana.
Desde este domingo tendremos que poner nuestro “reloj biológico” en armonía con el nuevo horario, sin preocuparnos por la hora que perdimos, pues el 3 de noviembre las esferas tornarán a marcar la hora, refirió.