«El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos a Cuba es la expresión suprema de la transgresión del derecho internacional, pero frente a él se expresa día a día la firme voluntad de un pueblo heroico de defender con lealtad, dignidad y entereza su independencia y soberanía».
Así afirmó José Luis Toledo Santander, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos, durante la audiencia parlamentaria por el levantamiento del bloqueo: Cuba frente a dos pandemias, que se efectuó este viernes, con la presencia del miembro del Buró Político Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en la sede del máximo órgano de poder estatal.
Recordó que, desde el propio triunfo de 1959 y la promulgación de las primeras leyes de beneficio popular, al Gobierno estadounidense le quedó claro que la Revolución Cubana era verdadera y rompía los moldes de control hegemónico de Washington en la Isla.
Es por ello, dijo, que si bien se registra formalmente el 7 de febrero de 1962 como el momento en que se implanta el bloqueo económico, hay que reconocer que mucho antes ya se venían aplicando medidas que buscaban cercar económicamente a nuestro país e incitar, con ello, una oposición que produjera un cambio de gobierno favorable a sus intereses.
Fue la antesala a esta guerra no declarada, de escalada agresora e indiscutiblemente genocida que, en su doloroso tránsito hacia nuestros días, ha dejado una secuela de muertos, daños y carencias, y deviene en el mayor obstáculo a nuestro desarrollo, resaltó.
El diputado Raúl Palmero Fernández, asesor jurídico de Antillana de Acero, aseveró que las acciones contra Cuba no califican como embargo –como se empeñan en decir desde el Norte–, pero la asfixia, el aislamiento y la inmovilidad a la que nos someten sí tipifican como bloqueo, lo cual es, además, un acto de guerra.
El bloqueo es real, insistió. «No solo en su contenido, sino en sus efectos concretos». Desde abril de 2019 hasta marzo de 2020, esta política ha causado pérdidas al archipiélago en torno a los 5 570 millones de dólares, y quizá la aplicación de la Ley Helms-Burton y la persecución a las transacciones financieras sean los ejemplos más conocidos, pero las afectaciones son muchas más amplias y sensibles, sostuvo.
Carlos Fernández de Cossío, director general para EE. UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores, aseveró que el bloqueo es un arma de guerra dirigida a someter, y si no ha cumplido su propósito es por la naturaleza propia de nuestra sociedad y de la Revolución Cubana.
Durante la audiencia –convocada por las comisiones de Relaciones Internacionales, Asuntos Constitucionales y Jurídicos, y Salud y Deporte del legislativo cubano– los diputados también denunciaron los daños del bloqueo en el comercio exterior, el turismo, el sector privado, así como en las esferas de la salud y la industria biofarmacéutica.
Por otra parte, la comunidad internacional reiteró una vez más el apoyo a Cuba y condenó el carácter genocida de esta política sostenida por más de 60 años. Beatriz Paredes, senadora de México y presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, expresó la solidaridad del pueblo mexicano y rechazó de manera contundente la unilateral política de la Casa Blanca, por ser este «un instrumento que viola los derechos humanos de millones de cubanos».
Tal criterio lo compartió Dimitrios Papadimoulis, vicepresidente del Parlamento Europeo, al señalar el bloqueo como una práctica anacrónica e inhumana, condenada durante décadas casi por la unanimidad de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Robert Fico, ex primer ministro de Eslovaquia, comentó que es reprochable que alguien elija a Cuba como objeto de su odio solo porque exista y resista, y reiteró su pleno apoyo al rechazo de la absurda política estadounidense. Además, hizo saber su gratitud a los miles de médicos y paramédicos cubanos que siguen ayudando en la lucha mundial contra la COVID-19.