Asaltar el Palacio Presidencial de Cuba, aquel 13 de marzo de 1957, era un deber con la Patria, afirmó el sobreviviente de la acción Manuel Gómez Sartorio, al cumplirse hoy 66 años del hecho.
'Desde que Fulgencio Batista dio el golpe de Estado en 1952 los integrantes del Directorio Revolucionario y otras organizaciones estudiantiles sentimos la necesidad de desarrollar acciones con el objetivo de derrocarlo', expresó el combatiente a Prensa Latina.
El plan concebido para el 13 de marzo de 1957 tenía el propósito de ajusticiarlo por los crímenes cometidos y era también una manera de apoyar la lucha armada que se libraba en las montañas del oriente del país, encabezada por el líder de la Revolución, Fidel Castro.
Al referirse a la preparación previa al asalto, Gómez Sartorio relató: 'Éramos alrededor de 50 hombres, antes del día 13 fuimos acuartelados en dos apartamentos en un edificio en la barriada capitalina del Vedado, ahí fue donde se ultimaron los detalles de la acción'.
Comentó que el viaje hacia Palacio lo hicieron en un camión señalizado con un letrero que decía Fast Delivery por el lado. 'Cuando llegamos, el auto se detiene por un lateral del edificio y ahí es cuando se complicaron las cosas, pues había una guagua (ómnibus) ruta 14 circulando por el área donde debíamos estacionarnos', rememoró.
'Tuvimos que bajar del camión en esas condiciones y comenzar el enfrentamiento con las fuerzas batistianas. Conmigo estaba Mario Casañas, a quien conocía desde muy joven. Luego de entrar al edificio y enfrentar al enemigo, Mario es herido por una ráfaga, yo evité que cayera al suelo. Él murió en mis brazos', recordó.
Posteriormente comenzaron a retirarse los asaltantes y, según le contaría años después Faure Chomón, uno de los jefes de la acción, Gómez Sartorio fue uno de los últimos en salir del edificio. 'Los que quedábamos afuera nos escondíamos detrás de lo que pudiéramos', continuó.
Fue por esa razón que el revolucionario se encontraba detrás del autobús cuando este comenzó a moverse, lo cual aprovechó y se aferró a una ventanilla para poder salir del lugar y que los soldados no lo descubrieran. A unas pocas cuadras del Palacio se soltó de la ventana y se dirigió hacia el Hotel Parkview con el objetivo de esconderse.
'Al tirarme de la guagua perdí los botones de la camisa, que estaba empapada con la sangre de mi compañero Casañas, tuve que quitármela para no levantar sospechas. Estuve horas escondido en el hotel', dijo el combatiente, quien a sus 92 años recuerda muy bien los acontecimientos.
Se refugió detrás de un motor de aire acondicionado a 30 centímetros del falso techo del lobby del hotel, desde ahí podía escuchar los movimientos de los guardias que registraban la instalación en busca de asaltantes.
En horas de la madrugada Manuel Gómez Sartorio decidió salir de su escondite para evitar ser descubierto por algún trabajador del hotel o un civil. 'Dentro de un cuarto de servicio encontré una muda de ropa de trabajo y me la puse. Yo estaba preparado para correr si algún guardia me interceptaba, pero no fue necesario', narró.
Después de salir del hotel logró abordar un ómnibus y el conductor lo dejó montar sin pagarle. Se bajó en el barrio de Jesús María, donde su padre había tenido una carpintería y ahí se refugió en casa de unos conocidos, explicó.
'Pasé a la clandestinidad y me fui a Gibara, Holguín, con la intención de alzarme en Oriente, pero me detuvieron en el Cuartel de Gibara por 72 horas. Mis familiares lograron sacarme y me llevaron para La Boca en Trinidad, Sancti Spíritus. Tiempo después me incorporé a la guerrilla en el Escambray hasta el triunfo revolucionario el 1 de enero de 1959', refirió.
'Estoy muy orgulloso de haber participado en esta acción tan trascendental en la historia cubana. No siento que sea un héroe, soy simplemente un hombre que cumplió con su deber hacia la patria que lo vio nacer', concluyó el condecorado combatiente revolucionario.
El 13 de marzo de 1957, los revolucionarios no lograron cumplir sus objetivos al asaltar el Palacio Presidencial, pues Fulgencio Batista logró escapar del edificio. Muchos jóvenes valerosos perdieron la vida en la acción.
De manera simultánea, otro grupo dirigido por el líder estudiantil José Antonio Echeverría logró tomar la emisora Radio Reloj, desde donde anunciaron al pueblo de Cuba las razones del ataque; sin embargo, esta acción también fracasó y Echeverría murió combatiendo contra los soldados de la tiranía mientras intentaba huir.