La Habana, 11 ene. - El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y otros dirigentes resaltaron la impronta de Celia Sánchez Manduley, figura trascendental de la Revolución en la isla caribeña, al comemorarse hoy el 44 aniversario de su fallecimiento.
En su cuenta de X, el mandatario escribió:»el homenaje permanente para la más autóctona flor de la Revolución, CeliaSánchez, quien cuidó y embelleció como pocos, la historia y el legado de Fidel (Castro), desde los días en la Sierra (cordillera Sierra Maestra, en el Oriente) como primera guerrillera del Ejército Rebelde.
Por su parte, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento), Esteban Lazo, calificó a la también reconocida como «Heroína de la Sierra( Maestra) y el Llano» de «mujer extraordinaria, quien fuera secretaria del Consejo de Estado de la República de Cuba. «Celia era y será siempre (…) la fibra más íntima y querida de la Revolución; la más entrañable de nuestras hermanas. La más autóctona flor de la Revolución» apuntó Lazo, retomando esa sentencia dicha por el intelectual y revolucionario Armando Hart (1930-2017).
De su parte, el primer ministro, Manuel Marrero, destacó en la propia red social que sobre Celia, el líder histórico Fidel Castro expresó: «Había algo que era la calidad humana, la preocupación por la gente: en la guerra, después de la guerra nunca se le olvidó nadie, era la madrina de todos los viejos guerrilleros», recordó.
Los cubanos consideran a Celia Sánchez (9 de mayo de 1920 – 11 de enero de 1980), como una de las figuras más icónicas de la Revolución cubana, por su importante contribución a la causa revolucionaria del país en la lucha clandestina, en los combates del Ejercito Rebelde en la Sierra Maestra y en la ejecución de importantes proyectos tras el triunfo del 1 de enero de 1959.
Asimismo se le consideró, hasta su deceso, la mano derecha del líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, y especialmente en la ardua y silenciosa tarea de recopilar todos los escritos, desde sus cartas hasta los más importantes documentos, discursos y orientaciones, para preservar un legado de inestimable valor histórico.
Historiadores y periodistas la reseñan como una «mujer de extrema sencillez, que ocultaba tras su figura delgada y menuda un enorme temple y una capacidad de trabajo casi infinita en la que logró conjugar el impulso a grandes obras con los más pequeños y delicados detalles y la atención a niños huérfanos, enfermos y cualquier otra persona necesitada de ayuda».