Cuba evoca hoy la vida, obra y pensamiento del Héroe Nacional José Martí, en ocasión del aniversario 129 de su caída en combate por la libertad de la isla.
Al tradicional tributo ante el Mausoleo que guarda sus restos en el cementerio de Santa Ifigenia, en la oriental provincia de Santiago de Cuba, se suman otros en esta nación y el extranjero para reverenciar la vida entregada a la libertad, y el legado antiimperialista y latinoamericanista del calificado Apóstol de la independencia de la nación.
José Martí (1853-1895), fue el artífice de lo que denominó la guerra necesaria, dirigida a romper la sujeción de la isla al yugo colonial español, para lo cual fundó el Partido Revolucionario Cubano y el periódico Patria, y unió a los patriotas cubanos en torno a la idea de la independencia.
El poeta, ensayista y periodista revolucionario encontró la muerte con solamente 42 años en los llanos de Dos Ríos, impactado por una descarga de fusilería enemiga mientras cabalgaba al frente acompañado de su ayudante, pese a la recomendación del General en Jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, de que permaneciera en la retaguardia.
Un día antes, en carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado, escribió: “ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber (…) de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
Sus valores éticos no le permitieron permanecer a la zaga de los hombres que había convocado al combate. “Yo evoqué la guerra: mi responsabilidad comienza con ella, en vez de acabar. Para mí la patria no será nunca triunfo, sino agonía y deber, había afirmado.
La prematura desaparición física de Martí significó un duro golpe para la revolución iniciada el 24 de febrero de 1895, pero sus virtudes personales y legado emancipatorio trascendieron en las luchas de Cuba por su definitiva independencia.
El más universal de los cubanos, como también se le conoce, rebasó las fronteras de su época y se convirtió en el más grande pensador político hispanoamericano del siglo XIX.
Su elevada cultura y especial sensibilidad le permitieron dejar una vasta obra escrita, de singular estilo y belleza, que constituye referente imprescindible para todas las generaciones de cubanos.