La creación de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) por Fidel Castro el 28 de septiembre de 1960 fue un hecho sin precedentes. En un discurso frente al antiguo Palacio Presidencial (actual museo de la Revolución), ante casi un millón de personas explicó que se trataba de una organización destinada a defender al pueblo.
Con el paso de los años se evidenció su participación activa en la lucha contra los elementos contrarevolucionarios, el delito, las ilegalidades, la corrupción, las drogas y las indisciplinas sociales, así como su aporte en los programas de la Revolución.
Cubadebate y el Sitio Fidel Soldado de las Ideas comparten con sus lectores algunos de los momentos donde Fidel explicó el papel de los CDR:
Así surgieron los Comités
“Recordamos aquellos días cuando surgió la idea de los Comités de Defensa de la Revolución: en el lapso de algunos minutos habían estallado cuatro bombas terroristas aquel 28 de septiembre en que surgió esta idea.
Eran tiempos difíciles. La Revolución victoriosa, consagrada por entero a los cambios sociales y a la lucha frente a un poderoso enemigo, no contaba entonces con la fuerza y la organización con que cuenta hoy. Las organizaciones revolucionarias marchaban hacia su integración definitiva, pero todavía no teníamos un partido, una organización que nos comprendiera a todos, en el sentido en que la tenemos hoy.
El movimiento obrero apenas acababa de organizarse, los campesinos se organizaban, las mujeres se organizaban, los estudiantes se organizaban. No existían todavía estos Comités que hoy constituyen una fuerza tan formidable. Y en aquellas circunstancias nos enfrentábamos a grandes dificultades, a una lucha abierta contra el imperialismo y contra los enemigos de nuestros campesinos y de nuestros obreros. Así surgieron los Comités”.
Discurso de Fidel Castro Ruz en el acto conmemorativo por el XV Aniversario de los CDR, 28 de septiembre de 1975
Demostró infinitas posibilidades
“Lo extraordinario de este movimiento, de esta tremenda fuerza de masas organizada, es que a lo largo de su lucha demostró infinitas posibilidades que iban más allá del mero combate frente a la contrarrevolución.
A veces los compañeros recuerdan amablemente, fraternalmente, cariñosamente, que yo tuve que ver con la fundación de los Comités de Defensa de la Revolución. Eso es cierto, pero nadie se imaginaba realmente —ni yo ni nadie— la clase de organización que estábamos creando.
Claro que el principio sí lo comprendíamos, el principio básico, el principio esencial: el principio de apoyarse en las masas, el principio de organizar esas masas, el principio de apoyarse en el pueblo, de organizar al pueblo, como elementos básicos de una lucha revolucionaria. Eso sí lo entendíamos perfectamente bien.
Apoyarse en las masas
(...) Apoyarse en las masas fue siempre un axioma de la estrategia revolucionaria. Por eso la Revolución prestó tanta atención al desarrollo del movimiento obrero y a la organización de los trabajadores, al desarrollo del movimiento campesino y a la organización de los campesinos, al desarrollo del movimiento de las mujeres y a la organización de las mujeres; al desarrollo de la juventud y a la organización de nuestra juventud, del mismo modo que al desarrollo de la masa estudiantil y a la organización de los estudiantes; y por último, al desarrollo del movimiento infantil y a la organización de los niños.
Pero no obstante esas poderosas organizaciones de masas, nuestro proceso revolucionario y nuestro sistema revolucionario habrían estado incompletos sin los Comités de Defensa de la Revolución.
Llenaron un enorme vacío, un vacío que no podían llenar las demás organizaciones de masas; un vacío que no podía llenar el Partido, vanguardia dirigente de la Revolución. Porque el ciudadano no solo es obrero o la ciudadana no solo es mujer, el estudiante no es solo estudiante ni el campesino es solo campesino, sino que viven en la comunidad, actúan en la comunidad, perciben los problemas de la comunidad, luchan todos en el seno de la comunidad. Hay muchas mujeres que no son obreras, son amas de casa; hay infinidad de personas que se jubilaron y no están en los sindicatos; pero, además, están los obreros, los estudiantes, las mujeres trabajadoras, los campesinos, que viven allí, en el barrio, en la aldea, en el pueblo, en la ciudad. Sin los Comités de Defensa, toda esa enorme masa no se habría podido organizar en su conjunto.
Ahora bien, los Comités de Defensa vinieron a demostrar que no solo eran un instrumento eficaz, muy eficaz, para combatir al enemigo contrarrevolucionario, sino un instrumento muy eficaz prácticamente en todos los frentes de la Revolución.
Para el Partido
Para el Partido, los Comités de Defensa de la Revolución constituyen un auxiliar de primer orden, valiosísimo, insustituible. Porque el Partido está constituido por una selección, una vanguardia cuyos miembros se eligen con mucho rigor y sin mucho apuro. El Partido se formó en un proceso riguroso y gradual que se inició por los centros de trabajo; los que están en el Partido son, desde luego, revolucionarios; pero la inmensa masa de nuestro pueblo es también revolucionaria; hay millones de revolucionarios en nuestro país afortunadamente, y si esos millones no están en el Partido —porque no están todos ni mucho menos en el Partido—, sí están en los Comités de Defensa de la Revolución.
Sin los Comités de Defensa de la Revolución, nuestro Partido no podría ser un partido de selección; tendría que ser un partido de masas para llenar ese vacío, y dejaría de ser realmente una vanguardia. Es por eso que debemos seguir y mantenernos firmes en la idea del rigor y la selección en el Partido.
La familia cederista
(...) Ya los Comités van constituyendo incluso una tradición familiar, ya existe la familia cederista; es cederista el bisabuelo, el abuelo, el hijo, el nieto y el pionero está esperando crecer para que lo ingresen también en los Comités de Defensa de la Revolución.
Ya los Comités se han convertido en una tradición en el seno de nuestro pueblo. Y ese es un valor muy importante, porque se va trasmitiendo a las nuevas generaciones la conciencia, la moral, el espíritu de la Revolución”.
Discurso de Fidel Castro Ruz en la clausura del Primer Congreso de los CDR en el VXII Aniversario de su Fundación, 28 de septiembre de 1977
En el campo de la salud pública
“En el campo de la salud pública, la participación de los Comités de Defensa en la lucha para prevenir enfermedades, en las campañas contra la poliomielitis, en las donaciones de sangre, tiene un incalculable valor.
No se puede expresar en breves palabras todo el aporte que hoy esta organización brinda al proceso revolucionario y a la construcción del socialismo en nuestro país, en todos los sentidos”.
Discurso de Fidel Castro Ruz en el acto de clausura del II Congreso de los CDR, 24 de octubre de 1981
En la educación del pueblo
“Los Comités de Defensa han trabajado mucho en la educación del pueblo, en la divulgación de las ideas revolucionarias, ejerciendo una propaganda muy efectiva, que es la propaganda directa, el trabajo directo con la población, o utilizando medios y recursos locales para la divulgación de las ideas revolucionarias.
Los Comités de Defensa han trabajado mucho también en una actividad como lo es la investigación y la divulgación de la historia de nuestro país, a través de miles de equipos de historia que han realizado decenas de miles de ponencias”.
Discurso de Fidel Castro Ruz en el acto central por el por el XXV Aniversario de la Creación de los CDR, 28 de septiembre de 1985
La historia se tiene que seguir escribiendo
“Creo, ciertamente —me parece justo decir—, que la historia de nuestra gloriosa Revolución no se podría escribir sin la historia de los CDR . Pero nuestros CDR, al igual que nuestro Partido y todas nuestras organizaciones de masas, saben que la historia se tiene que seguir escribiendo, y en condiciones difíciles”.
Discurso de Fidel Castro Ruz en el III Congreso de los CDR, 28 de septiembre de 1986
En video, Aquel 28 de septiembre de 1960