Son alarmantes las cifras de contagios con el nuevo coronavirus que se han producido en Cuba durante los últimos meses entre la población pediátrica, las cuales sobrepasan los 117 500 menores diagnosticados en toda la pandemia. Extremadamente preocupante resulta el incremento diario del número de lactantes positivos a la COVID-19.
Las estadísticas son una clara señal de alerta. Si bien en el 2020 solo se reportaron 58 menores de un año contagiados con el SARS-CoV-2, dicha cifra se elevó a 84 entre el 1ro y el 15 de febrero de 2021. Los pacientes menores de un año reportados diariamente en los últimos meses superan los 100 lactantes; muchos de ellos, apenas tienen pocos días de nacidos.
Este lunes 6 de septiembre, por ejemplo, la cifra de confirmados en edades pediátricas ascendió a 1 574, el 21,7% del número total de personas diagnosticadas en la jornada. De ellos, 129 fueron menores de un año, 57 no sobrepasaban los seis meses de vida y, de esos últimos, seis son recién nacidos.
Varios de los pacientes pediátricos que se encuentran reportados en estados grave o crítico son lactantes. Tristemente, este lunes lamentamos el fallecimiento de una niña de apenas dos meses, a causa de complicaciones de la enfermedad.
Es importante que nuestra población conozca que desde el inicio de la epidemia en Cuba hasta la fecha, más de 7 660 lactantes menores de un año han enfermado, y en nuestras instituciones de Salud permanecen hospitalizados poco más de 6 000 niños y adolescentes, de ellos un número significativo son lactantes.
Nuestros infantes, en general, pero particularmente los niños tan pequeños, son un grupo de población que puede ser protegido, pues dependen de los adultos para moverse fuera de casa. Cada miembro de la familia debe concientizar que protegerse y así protegerlos a ellos, es la única manera de no colocarlos en situación de vulnerabilidad ante el virus.
Es preciso recordar que a los riesgos propios de la edad se suman los que implica la COVID-19, una enfermedad que sabemos puede, además de llevar a la gravedad o incluso la muerte, dejar numerosas secuelas en quienes la padecen.
El hecho de que generalmente los niños cursan la enfermedad de forma asintomática o leve, no puede constituir motivo de confianza para la familia cubana. Durante la convalecencia se observan secuelas a corto plazo como parte del llamado "poscovid", con trastornos de adaptación y del sueño. También aparecen alteraciones en la conducta y daños neurológicos, arritmias e hipertensión, entre otras manifestaciones.
Si bien todavía se realizan estudios para determinar cómo impacta el virus en estas edades, las complicaciones que hasta el momento se han evidenciado en niños menores de un año indican que ellos pueden tener un mayor riesgo de enfermar gravemente con la COVID-19 que los niños de más edad.
Tal realidad puede estar relacionada con que su sistema inmunitario aún es inmaduro y sus vías respiratorias son más pequeñas, lo cual hace más probable que presenten problemas para respirar si contraen infecciones virales en las vías respiratorias.
El incremento de contagios en menores de un año, lactantes y recién nacidos constituye hoy un gran desafío para los especialistas en pediatría y neonatología. Los altos números de casos diarios entre la población pediátrica, han conllevado a hacer extensiones hospitalarias en los servicios de Salud y centros para la observación, seguimiento y manejo adecuado de los niños en este grupo de edades.
Recordemos que la inmunización entre la población pediátrica solo será en estos momentos para los mayores de dos años, de modo que es esencial continuar resguardando a los más pequeños hasta tanto no se alcancen altos niveles de inmunidad entre los cubanos.
En el caso de los lactantes, subrayamos la importancia de mantener la lactancia materna, por los enormes y probados beneficios que esta tiene para la salud del bebé.
Reiteramos la necesidad de cumplir con las medidas orientadas, como utilizar la mascarilla para amamantar; lavarse las manos antes y después de tocar a los niños; y desinfectar las superficies con frecuencia.
Se trata, ante todo, de seguir manteniendo a salvo a nuestros niños y con ellos al futuro del país.