Los índices de infestación provocados por el Aedes Aegypti, agente transmisor del dengue, continúan elevados en Cuba. Aun cuando en las últimas cinco semanas se evidencia una disminución en la velocidad de transmisión del virus —con cifras muy similares— el riesgo de enfermar es alto en todo el país.
Al cierre de la semana 37 del año las provincias con mayor tasa de incidencia de casos sospechosos de dengue en el país son Santiago de Cuba, La Habana, Guantánamo, Las Tunas, Matanzas y Mayabeque, así como el municipio especial Isla de la Juventud.
En el actual ciclo de tratamiento focal, que comenzó el pasado cinco de septiembre, el mayor número de focos del mosquito se concentra en Santiago de Cuba, La Habana, Camagüey, Holguín, Matanzas, Villa Clara y Pinar del Río. Los mayores atrasos en el desarrollo de estas acciones están hoy en Mayabeque y Santiago de Cuba.
Siguen siendo los depósitos para almacenar agua los lugares donde en la actualidad se detecta la mayor cantidad de focos, con el 71.5% del total. De ahí el trabajo de protección de estos depósitos que debemos acometer, tanto en las viviendas, como en áreas de la comunidad y centros laborales y estudiantiles que los utilicen.
En el actual ciclo el 43.1% de las manzanas que han resultado positivas al Aedes aegypti continúan con presencia del mosquito, indicador que evidencia los problemas de calidad que persisten en el enfrentamiento al vector. Los indicadores más elevados en este aspecto se encuentran en Holguín, Santiago de Cuba, Sancti Spíritus, La Habana, Las Tunas y el municipio espacial Isla de la Juventud.
Si bien se aprecian resultados positivos en la contención del virus, a partir de las acciones intensivas que se implementan en los municipios de mayor peligro, todavía no se logran detener la transmisión ni el incremento de la tasa de incidencia de casos sospechosos.
Conocimiento, exigencia, correcta aplicación de protocolos, divulgación... son elementos esenciales que no se pueden ignorar en el enfrentamiento al dengue. Aprovechar las experiencias que se han acumulado en el país en este sentido resulta imprescindible para evitar que las personas enfermen, y si lo hacen, que sean atendidas con la mayor prontitud posible.
Cuba acumula experiencia en el enfrentamiento al dengue. Y precisamente en esa experiencia se basa también la prioridad que concedemos al papel del personal médico y de enfermería en los diferentes niveles de atención, como también al accionar de nuestra población, tanto en los centros laborales y escolares como en las comunidades o a lo interno del hogar, para lograr el control del mosquito. No podemos dejar solo esa responsabilidad a los trabajadores de la campaña antivectorial.
De ahí la importancia de que los enfermos y la familia conozcan los más mínimos síntomas de alarma y estén alertas ante su aparición, para que acudan con inmediatez a los servicios de Salud. Como bien conoce nuestra población, manifestaciones como el dolor abdominal, los vómitos, la acumulación de líquidos, el sangrado de la mucosa, irritabilidad, somnolencia, los desmayos y otras pueden expresar que han iniciado la fase crítica y el periodo de agravamiento.
No es el sangrado el signo de alarma más preocupante. En muchos casos los pacientes ni siquiera sangran cuando se encuentran en un estado de gravedad, pues la principal causa para llegar a esa condición es la insuficiencia circulatoria que puede provocar la enfermedad, como consecuencia del escape que se produce del líquido de la sangre hacia afuera de los vasos sanguíneos.
Por eso reiteramos a nuestra población la responsabilidad con que se debe actuar ante la presencia de cualquiera de los síntomas referidos, sobre todo si vive en zonas donde existe transmisión de dengue.
De manera particular en el caso de los niños, insistimos a los adultos en que se debe extremar la vigilancia y acudir con inmediatez a las instituciones médicas ante la presencia de fiebre, síntomas digestivos, dolor abdominal intenso o vómitos.
Lo primero que debemos pensar siempre ante cualquiera de estos síntomas es en el dengue, hasta que se demuestre lo contrario, para así evitar demoras en el tratamiento a los pequeños. Con el dengue tenemos que actuar de forma acelerada y sin demoras en todos los escenarios.
La responsabilidad es clave para superar este nuevo momento de la enfermedad. Y es, en primer lugar, una responsabilidad de todos: del personal médico que hace frente sin descanso al virus, de los operarios de la campaña antivectorial y también, de manera esencial, de nuestra población.
No puede existir el más mínimo espacio para la confianza ante la aparición de cualquier síntoma. Acudir con inmediatez a las instituciones sanitarias es clave para preservar la salud de nuestras familias y salvar vidas.