Rocío Hernández, directora de Calidad y Tecnología de la Industria Alimentaria, enfatizó la importancia del Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos y los esfuerzos de Cuba para garantizar la seguridad y calidad de su suministro de alimentos.
“La inocuidad de los alimentos es un asunto que nos concierne a todos”, afirmó Hernández. “Desde los productores hasta los consumidores, cada actor de la cadena alimentaria tiene una responsabilidad para garantizar la inocuidad de los alimentos que llegan a nuestros platos”.
Cuba cuenta con un sólido sistema de control de la inocuidad de alimentos supervisado por el Ministerio de la Industria Alimentaria. Este sistema implica análisis físicos, químicos y microbiológicos rutinarios de productos alimenticios en una red de laboratorios territoriales acreditados en todo el país. Los resultados se monitorean de cerca para identificar cualquier falta de conformidad o problemas microbiológicos, químicos o sensoriales.
“Hemos establecido un sistema de control y seguimiento de los alimentos, donde analizamos los resultados de conformidad de estos productos”, explicó Hernández. “Esto nos permite determinar qué alimentos producidos por la industria no cumplen con los estándares físicos, químicos y microbiológicos establecidos”.
El Ministerio también celebra reuniones mensuales con sus entidades subordinadas para revisar los datos de producción, las tasas de conformidad y cualquier incidente relacionado con la inocuidad de los alimentos.
“Para el sector pesquero, el Centro de Investigaciones y Ciencias Pesqueras evalúa todas las producciones de mariscos de nuestras industrias pesqueras”, señaló Hernández.
El Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, establecido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace más de cinco años, tiene como objetivo concientizar e inspirar acciones para ayudar a prevenir, detectar y gestionar los riesgos transmitidos por los alimentos. El tema de este año enfatiza que “la inocuidad de los alimentos es un asunto de todos”.
“Siempre debemos preguntarnos si los alimentos que consumimos son realmente seguros”, concluyó Hernández. “Garantizar la inocuidad de los alimentos no solo es crucial para la salud humana, sino también para la prosperidad económica, la actividad agrícola y el desarrollo sostenible en nuestro país”.
El sistema de control de alimentos de Cuba también incluye un seguimiento minucioso de los resultados de los análisis realizados en los laboratorios territoriales. Estos datos se utilizan para evaluar el comportamiento general de la inocuidad de los alimentos en las producciones nacionales, las producciones de amplio consumo destinadas a organismos gubernamentales, la canasta familiar y los programas sociales como círculos infantiles y hospitales.
“Llevamos una estadística de cómo se comporta la inocuidad de los alimentos en estas producciones”, explicó Hernández. "Esto nos permite identificar tendencias, detectar posibles problemas y tomar medidas correctivas oportunas para garantizar la seguridad alimentaria".
Además del control oficial, el Ministerio de la Industria Alimentaria también trabaja en la capacitación y sensibilización de todos los actores de la cadena alimentaria sobre la importancia de la inocuidad. “Desde los productores primarios hasta los procesadores de alimentos y comercializadores, cada uno tiene una responsabilidad en este sentido”, enfatizó la Directora.
En el marco de la celebración del Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, el Ministerio también resaltó la necesidad de estar preparados para lo imprevisto. “La inocuidad de los alimentos nos obliga a prepararnos para hechos imprevistos que puedan ocurrir en los procesos tecnológicos y productivos”, señaló Hernández. “Debemos tener planes de contingencia y capacidad de respuesta ante cualquier incidente que pueda afectar la seguridad alimentaria”.
Con un enfoque integral y la participación de todos los actores de la cadena, Cuba reafirma su compromiso con la inocuidad de los alimentos como pilar fundamental para la salud, la prosperidad económica y el desarrollo sostenible del país.