La Habana, 8 mar (ACN) Las razas en Cuba se asocian al color de la piel y otros rasgos físicos de las personas, a lo cual se añaden calificaciones intelectuales y morales que suponen inferioridad o superioridad; de ahí que la persistencia de prejuicios y actitudes discriminatorias son incongruentes con el proyecto de la Revolución.
¿Existen las razas? La definición de “raza” surge desde poderes coloniales dominantes, y presupone la desvalorización de determinados grupos de personas en base a características de su fisionomía.
A partir de los estudios genéticos de la segunda mitad del siglo XX se generó un debate en torno a la existencia o no de las razas humanas.
Pablo Rodríguez Ruiz, jefe del Departamento de Antropología Social del Instituto Cubano de Antropología, explicó a la Agencia Cubana de Noticias que el término “etnia” se ha empleado como sustituto, pero este hace referencia mayormente a distinciones culturales y que no obstante la diversidad de opiniones hay consenso en concebir la raza como una construcción social.
¿Podemos hablar de razas en Cuba?
La nación cubana es una, mestiza desde sus orígenes más ancestrales. Tal como la describiera Fernando Ortiz, antropólogo, jurista, arqueólogo y periodista “Cuba es un ajiaco”, y el resultado único de ese caldo cocinado en esta tierra impide distinguir el sabor particular de cada uno de sus ingredientes.
Rolando Rensoli Medina, miembro del Comité Ejecutivo del Programa Nacional para la Eliminación de la Discriminación Racial y el Racismo, dijo a la ACN que en el país existen personas de piel blanca, negra y parda o mulata, y aclaró que no tenemos música de negros ni de blancos, ni artes plásticas de uno o de otro. Tampoco tenemos costumbres, tradiciones y hábitos que pertenezcan a un color de piel, sino una cultura única.”
Niurka Núñez González, investigadora del Instituto Cubano de Investigación Cultural “Juan Marinello”, ilustró el fenómeno con un elemento cotidiano: “se habla de que esta comida es de origen africano; por ejemplo, el quimbombó, pero la manera en que lo cocinamos ya es una de nosotros, y así no lo cocina nadie más en ningún lugar del mundo.
En su opinión el mestizaje fue tanto cultural como biológico, y desde el siglo XVI ocurrió en Cuba una gran mezcla con la singularidad de que en un inicio se dio con las mujeres aborígenes, pues venían hombres en su mayoría.
La especialista refirió a la ACN que desde finales del siglo XVIII, después de la Revolución de Haití, en que la economía de plantación explotó, hay tres siglos de mezcla y de convivencia de población de diferentes orígenes.
Si en el siglo XIX se prohibieron los matrimonios interraciales, ello te indica que hasta ese momento eso era una realidad común, subrayó la investigadora.
Un estudio del Centro Nacional de Genética Médica acerca de los factores de riesgo para la demencia, basados en variaciones del AND, arrojó resultados que confirman que la composición genética en Cuba no guarda relación directa con el color de la piel.
Beatriz Mancheco Teruel, directora del centro, incluye en los comentarios finales de un artículo sobre el tema la siguiente conclusión: si étnica y culturalmente somos un pueblo mestizo, independientemente del color de la piel, la presencia de genes ancestrales europeos, africanos y nativo-americano-asiáticos en nuestro genoma es una prueba de que biológicamente también los somos…”
¿Por qué es necesario el diálogo sobre las razas en Cuba?
Al intervenir en la Reunión Ministerial sobre la Eliminación del racismo, la xenofobia y la discriminación el 18 de febrero, el Canciller Bruno Rodríguez Parrilla señaló que desde el propio triunfo de la Revolución en Cuba tuvo lugar un proceso de transformaciones radicales, que dio un golpe demoledor a las bases estructurales del racismo y erradicó la discriminación racial institucionalizada.
Mostramos importantes avances y resultados en la lucha contra el racismo y la discriminación, pero queda todavía por hacer”, subrayó.
Rodríguez Ruiz define el racismo como una ideología que incluye tres aspectos fundamentales: la fundamentación teórica, los prejuicios raciales y las prácticas basadas en los prejuicios raciales.
Rensoli Medina, quien es además vicepresidente de la Comisión Aponte, de la UNEAC, asegura que las maneras de ver el racismo en un espacio geográfico y en un contexto político y social es distinto a otro, y eso demuestra entonces que no es nada natural, sino todo un constructo socio-cultural”.
Considera que el racismo no solo se da hacia las personas no blancas, y a modo de ejemplo cita la discriminación germánica hacia los judíos, la de estos hacia los árabes y la manera de clasificar en los Estados Unidos a las personas blancas y no blancas.
El también Director de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos de La Habana destacó que el racismo impone valores estéticos a tal punto que lo clásico resulta europeo y la belleza es blanca.
En tanto Rodríguez Ruiz define el racismo como una ideología que incluye tres aspectos esenciales: la fundamentación teórica, los prejuicios raciales y las prácticas basadas en éstos.
El jefe del Departamento de Antropología Social, del Instituto Cubano de Antropología, advierte que utilices o no el concepto el asunto es apuntar hacia los problemas de desigualdad, de opresión, que ha estado ocultando el concepto a lo largo de la historia.
“Renunciar a él, sería como renunciar a toda esa historia y dejar esa historia sin contarla que es necesaria para superarla".