Nuestros estudiantes son nuestro orgullo, son la demostración de que la continuidad de nuestro socialismo descansa sobre sólidos pilares y que el futuro de la Patria jamás podrá ser privado del antimperialismo, la solidaridad, el entusiasmo y la consagración que a ustedes caracteriza.
Fue ese el mensaje que transmitió Aylín Álvarez García, primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, al enviar —a través de este diario y a nombre del Buró Nacional de la organización juvenil— una felicitación inmensa y un gran abrazo a los estudiantes cubanos, que hoy celebran su Día internacional.
También apuntó que los más nuevos han estado en disímiles escenarios de la nación, sobre todo, en esta etapa, en la que enfrentamos la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo norteamericano. «Hoy la misión es grande, el legado es enorme y valioso. Cada estudiante ha de sentir la responsabilidad de ser útil y en ese empeño asumir el papel que el momento histórico le otorga».
Al evocar al Apóstol, Álvarez García aseguró que «los estudiantes son el baluarte de la libertad y su ejército más firme», y son ellos —junto al resto de nuestros jóvenes— quienes en estos días de repetidos intentos de desestabilizar a Cuba, han salido a las calles a reafirmar su lealtad y patriotismo con una Revolución abierta al diálogo, al debate y en constante transformación.
En tal sentido, pidió a cada uno estar tranquilos, seguros, pero atentos y alertas. Y recordó también cómo un 17 de noviembre, hace ya 16 años, desde el Aula Magna de la Universidad de La Habana el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz convocó al estudiantado, los jóvenes y al pueblo a hacer desde todo punto invulnerable esta Revolución.
«Ese llamado y el que nos hizo el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su comparecencia especial, de que “cada uno de nosotros es responsable de construir el futuro de la Cuba a la que aspiramos” han de guiar nuestro andar en defensa de la felicidad alcanzada y muchísimas conquistas, que son sueños aún para millones de seres humanos», señaló.
Cada 17 de noviembre se rememoraron los tristes sucesos de 1939 cuando la barbarie y el odio desatados por las huestes fascistas segaban la vida de nueve estudiantes checos y arremetían contra miles que reclamaban para sí y para su pueblo el respeto a la soberanía y la dignidad arrebatadas.
