Reconocer todos los derechos para todas las personas ha sido el punto de mira de la comisión redactora del nuevo Código de las Familias, que será aprobado por la Asamblea Nacional en su sesión ordinaria del 21 de julio próximo, y que en septiembre será sometido a referendo, último paso de un proceso democrático que pasó por la consulta popular, como parte de la construcción colectiva de ese texto.
El esperado referendo llega tras casi tres años del apoyo mayoritario de la ciudadanía a la Constitución de la República, que estableció la forma y los plazos para la actualización del entramado jurídico del país para atemperarlo a las circunstancias de hoy y a la luz de los tratados y convenios internacionales de los que Cuba es signataria.
Precisamente, uno de los cuerpos legales que debían adecuarse a la realidad era el referido a las familias. El código vigente, pese a que cuando fue promulgado en 1975 era de los más avanzados en nuestra región, no refleja la complejidad ni la variedad de los tipos de familia existentes, las que tampoco cuentan con el amparo del catálogo de derechos que debe corresponderle a cada uno de sus miembros.
De ahí que el eje transversal del articulado del nuevo Código, de principio a fin, es el reconocimiento de la dignidad plena de cubanos y cubanas como valor supremo, preceptuado en la Carta Magna, donde se sientan las bases de un Derecho familiar más democrático, y a la vez solidario y responsable, parte vital de los derechos constitucionales.
El novedoso texto ya está en manos de los diputados, quienes darán el visto bueno a sugerencias y propuestas de modificaciones expuestas durante los debates en los que participaron más de seis millones de personas, entre febrero y abril de este año. Se recogieron cerca de 400 000 opiniones, que inciden en casi la mitad de su contenido.
Ninguna de las propuestas podrá negar lo establecido en la Ley de leyes, que contiene un amplio capítulo dedicado a las familias. Los legisladores lo pondrán a punto antes de aprobarlo en la sesión parlamentaria venidera, previa al referendo que se avecina. Se deduce, entonces, que sigue abierta la oportunidad para construir el consenso y abrirse a ese futuro inclusivo y plural, a la vista de todos.