Cuba ya ultima detalles de puesta en forma para encarar los , cit a la cual de manera oficial asistiremos con 69 efectivos. Será la tercera delegación más pequeña en la era del deporte revolucionario, tras las presentadas en Roma 1960 y Tokio 1964.
Con esas cartas iniciales sobre la mesa, hay una palabra que se ha venido manejando con mucha fuerza desde inicios del ciclo: eficiencia. Esa varilla de la efectividad, colocada bien alta por cierto, tendrán que sobrepasarla nuestros deportistas en aras de cumplir con el propósito precompetencia de mantenernos entre las 20 primera naciones del planeta.
Para ello sería necesario emular o superar los cinco cetros que han materializado nuestros atletas en las últimas dos ediciones de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, lo que al decir del director de Alto Rendimiento, José Antonio miranda, es un objetivo alcanzable dada la calidad de nuestras figuras.
Una mirada un tanto más detallada aportada por Miranda a Jit sostiene que nuestra representación será de 36 hombres y 33 féminas en 15 deportes, con intervención en 64 pruebas.
Las disciplinas en concurso serán: atletismo (18), las luchas (12), el boxeo (7) y el judo (6), canotaje (5), tiro deportivo (5), levantamiento de pesas (4), tenis de mesa (2), voleibol de playa (2), natación (2), pentalón moderno (2), taekwondo (1), gimnasia artística (1), ciclismo (1) y remo (1).
Comprender el escenario de Tokio en el prisma Cuba
La cita de Tokio tendrá un matiz totalmente atípico. Iniciando por un año más de extensión en los procesos preparatorios y de clasificación por causa de la pandemia del Coronavirus, cuyo azote obligó a replantearse una serie de cuestiones, comprimir calendarios competitivos, e incluso, puso a a pender de un hilo la propia celebración de los Juegos.
Japón ha ido tomando una serie de providencias relacionadas con estrictos protocolos epidemiológicos, entre las que salen la ausencia de aforo de otros países para disfrutar exclusivamente de la justa, limitación de público en las instalaciones, y procesos de aislamiento o cuarentenas obligatorios para toda aquella persona que esté involucrada con la celebración de los mismos.
Desde marzo del 2020 el deporte mundial, como casi la totalidad de las esferas de la vida, ha pasado por un redimensionamiento, con serias implicaciones para todos los países, especialmente aquellos tercermundistas subdesarrollados.
Cuba, con la contricción de su economía por esa y otras razones, se ha sentido eos ganchos con notoriedad. Desde la ausencia misma de muchos deportistas que, de haber transitado por una etapa final de sus respectivos procesos clasificatorios normal, pudieran haber obtenido su visado.
A eso sumémosle el encarecimiento de los costos para poder incursionar en cualquier certamen, entiéndase por vuelos de hasta tres escalas y casi 60 horas para ir de Cuba a Argentina o El Salvador, por ejemplo; pasando por la prolongación de tiempo de estancia en cada sede; y tomando en cuenta procesos de visados más engorrosos, con la inclusión además de exigencias sanitarias y de otra índole en cada caso.
A eso debemos sumarle siendo objetivos, una infraestructura de entrenamiento deteriorada, que no cumple con los estándares de calidad óptimos para desarrollar una preparación olímpica con todas las de la ley, y por lo cual, muchas disciplinas, especialmente las de mayor peso en el posible medallero antillano, han tenido que recurrir a bases de entrenamiento extra-fronteras, no exentas de otro volumen de gastos.
Fogueo de calidad, algo que durante las décadas del 70, 80 y principios de los 90 del pasado siglo, ese que se nos presentaba accesible dada la sólida relación con la URSS y los antiguos países miembros del CAME o de la Llamada Europa del Este, con notorio aval en muchas de las disciplinas en las que Cuba hoy día se mantiene entre la élite; prácticamente se ha convertido en una quimera, con disímiles subterfugios y muy poco kilometraje de categoría.
Pudiéramos afirmar en este punto que Cuba se ha convertido en una nación que desarrolla deportistas de laboratorio, aferrados a una pirámide que desdee hace algún tiempo ha dejado de ser tan sólida, y con el desarrollo en casa como la principal variable de crecimiento.
Las naciones desarrolladas han podido atenuar con mayor solvencia ese impasse forzoso provocado por la Covid-19. Para ellas ha sido más “cómodo” lidiar con los diferentes fenómenos, ya sea por poseer mucho mejor panorama hacia lo interno, como por disponer de mayores y mejores infraestructuras y recursos para inscribirse en lides fuera de sus fronteras.
Entonces, como podrá ver amigo mío, se complejiza el doble alcanzar la meta proyectada, máxime cuando la contratación de deportistas en el exterior, por disímiles vías, ha funcionado como bálsamo en algunas especialidades, pero tampoco es una fórmula totalmente eficaz y exenta de errores, fundamentalmente por ese seguimiento cercano, al que históricamente ha estado acostumbrado el deportista cubano, desligado a veces de elementos como el rigor en la auto-preparación individual, los procesos involucrados en el cuidado de la forma física, y la capacidad psicológica para mentalizar la palabra profesional en toda su dimensión.
Todas las ideas antes expuestas no van de, como dice el refranero popular, poner un parche antes que salga la gotera. De hecho, no son las únicas en el cóctel que sumerge a Cuba de cara a la magna cita multideportiva en tierras del Sol Naciente.
Miranda comentaba respecto a algunas de esas cuestiones relacionadas con nuestra armada que: “Satisfacer las demandas del entrenamiento y los protocolos necesarios para evitar la pandemia ha sido complejo, pero hemos podido dar los pasos necesarios en cada momento y ya está diseñado todo el plan de arribos, incluidos los que se producirán desde otros países”.
Idalys Ortiz estaría eslabonando una cadena de preseas en cuatro citas estivales, si consigue escalar al podio en Tokio.
El centro de la atención sobre…
El peso de ese posible rendimiento y ubicación entre las 20 potencias del orbe recaerá como suele suceder en el pugilismo, la lucha, el campo y pista, y el judo; a los cuales en esta ocasión y por la estabilidad mostrada durante todo el ciclo pudierámos adicionar al taekwondoca Rafael Alba, y la dupla del C-2 en el canotaje conformada por Serguey Torres-Fernando Dayán Jorge.
Eso sin menospreciar al tiro deportivo, que pudiera nuevamente aportar una alegría suprema, como la de la fusilera Eglys de la Cruz en Beijing 2008, y el pistolero rápido Leuris Pupo en londres 2012.
Una radiografía a esas disciplinas coloca al pugilismo (37-19-17) como el bien llamado buque insigne, segundo en la historia por detrás de Estados Unidos (50-24-40).
En esta ocasión el presidente de la Federación Cubana de Boxeo, Alberto Puig de la Barca, declaró recientemente que la legión de siete púgiles que cruzará puños está en condiciones de hacerse al menos de dos coronas.
En Río de Janeiro 2016 fueron tres los reyes boxísticos cubanos, tres entre una decena de contendientes. El cerco para esta ocasión de inicio pinta un poco más cerrado, pero es el boxeo, y siempre hay que depositar toda la fe en una nave como esa, sobre todo luego de una recta final preparatoria de mucho provecho y nivel. Andy Cruz (64 kg), Julio César La Cruz (91), Lázaro Álvarez (57), y Arlen López (91), emergen como mis principales candidatos.
La lucha ha sido el único deporte capaz de eslabonar oros ininterrumpidos desde nuestra reaparición en la cita de Barcelona 1992.
Todas las miradas están puestas sobre el as grecporromano Mijaín López (130 kg), quien de conseguir su cuarto vellocino, se convertiría en el gladiador más grande de la historia. Muy escasas competencias y una preparación milimétrica, han sido algunas pautas en pos de su despedida soñada del deporte en activo.
Ese estilo tendrá las mayores opciones de rendir al máximo, con el rey de Río de Janeiro, Ismael Borrero, ahora en los 67 kg; además del talentoso Gabriel Rosillo (98), en calidad de más sólidos aspirantes de una escuadra que completan Luis Alberto Orta (60), Yosvanys Peña (77) y Daniel Gregorich (87).
Mientras, el librista Alejandro Valdés (65kg) se perfila como el de mayores opciones en ese estilo, sin menospreciar el calibre de Reineri Salas (97) y Geandry Garzón (74), que si bien son multimedallistas universales, sus divisiones se antojan un verdadero pandemonium.
Las féminas tienen sus opciones de preseas más limitadas, pues todavía no logran meterse del todo en la élite de sus respectivas categorías de peso, como parte de una disciplina que atesora foja de (9-6-7) para la duodécima posición histórica.
Idalys Ortiz (+78kg) e Iván Silva (90), constituyen la cara de nuestro judo, que destapó las alertas recientemente, luego de irse sin preseas de un Mundial por primera vez en casi 35 años. Budapest no les fue agraciado en esta oportunidad y el tiempo para alcanzar un margen de mejora es bastante reducido.
Seis representantes tendrá Cuba en el concurso individual de tatamis japoneses, la meca de esta disciplina, y donde sumar al quinto peldaño de por vida (6-14-16) no será en lo absoluto una tarea fácil.
Afortunadamente, las ubicaciones en el ranking al menos harán benévolos los sorteos iniciales. Aunque, a este nivel, cualquier cosa puede pasar, y cualquier adversario puede sorprender y sacarte un sable.
Atletismo: Será el deporte con mayor representación. De nuestros 18 atletas hay figuras sabedoras de su enorme responsabilidad. Son los casos de la discóbola Yaimé Pérez, el saltador de longitud Juan Miguel Echevarría, y la triplista Liadagmis Povea, por solo citar los de mayor contundencia.
Se suma con una estabilidad y progresión inusitados la ochocentista Rose Mary Almanza, además de la confianza eterna en la pertiguista Yarisley Silva y la también discóbola denia Caballero.
El resto, buscará colarse en sus respectivas finales, y una vez allí… quién sabe.
El peso de la historia nos favorece, con cosecha de (10-14-17) y una vigésima posición, para nada despreciable tratándose del deporte Rey.
Pese a que el canotaje no ha conseguido ningún título en Juegos Olímpicos, sus tres platas y la excelente forma exhibida durante todo el quinquenio por Serguey Torres-Fernando jorge Dayán con su canoa biplaza, hace pensar en un posible ahora o nunca.
Tendrán huesos de la embergadura de los botes de Alemania, China y Polonia fundamentalmente, pero lo tienen todo para estar fajados y salir en busca de la máxima gloria del Olimpo deportivo.
Tampoco se puede descartar al portento individual de José Ramón Pelier, igualmente en la canoa, ni a la dupla del C-2 femenino de Yirisleidi Cirilo-Katherine Nuevo.
Cierro con el taekwondo, y ese Rafael Alba (+80 kg) doble monarca del orbe y que buscará abrirse paso en el dojang a fuerza de patadas voladoras hasta donde sus fuerzas le den. Es miembro indiscutible de la élite, pero en esa categoría y con las carencias antes mencionadas multiplicadas, le será tarea de Hércules conseguirlo.
Ese, amigos míos, es un acercamiento a lo que pudiera suceder con nuestra legión olímpica, sobre todo aterrizando en las aspiraciones doradas y algún posible eléctrico. A partir del próximo día 23 se sabrá.