La agresión israelí contra Gaza no solo mató a familias enteras, sino que también provocó pandemias, pobreza y desplazamiento masivo de la población, denunció hoy el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).

A ello se suman las crisis en los servicios sociales y de salud, que están aumentando los niveles de estrés dentro de los hogares, lo que lleva a un incremento de la violencia doméstica, explotación sexual y abuso, afirmó el organismo en un comunicado.

“Estamos trabajando en condiciones extremadamente difíciles (…) No hay suficientes espacios seguros para las mujeres y sus hijos”, alertó Suhair, quien brinda ayuda en un refugio ubicado en la gobernación de Deir El-Balah.

Brindamos servicios por teléfono porque los sobrevivientes no pueden llegar a espacios seguros, señaló la activista, citada por el texto.

Según la agencia, los desplazamientos forzados repetidos, las restricciones de movimiento y una prolongada falta de combustible y electricidad también hacen más difícil ayudar a la población allí.

Muchos recurren al trabajo infantil y al matrimonio forzado para enfrentar los niveles devastadores de hambre, subrayó.

Las mujeres experimentan grandes dificultades, incluida la muerte o el encarcelamiento de familiares, coincidió Ibtisam, de 58 años.

La fémina destacó que buscar agua y alimentos el día entero, vivir sin privacidad y constantemente preocupada es agotador.

Más de 714 mil personas, un tercio de la población de Gaza, fueron obligadas a moverse una vez más en los últimos tres meses, mientras, las familias son separadas y las estructuras de apoyo locales en las que alguna vez confiaron se derrumbaron, explicó el Fondo.

El organismo destacó que “las mujeres y las niñas, en particular, describen el miedo que sienten en las calles, en los puntos de entrega de ayuda y en refugios improvisados”.

El desplazamiento repetido creó una profunda inestabilidad e inseguridad, ya que los ataques aéreos nunca se detienen realmente, explicó Amal, quien trabaja en un centro de ayuda a mujeres, respaldado por el Unfpa.

Madre de tres hijos, ella fue desplazada cuatro veces y perdió a diez miembros de la familia cuando su casa fue bombardeada.

“El dolor y la pérdida fueron abrumadores, pero seguí trabajando, brindando apoyo psicológico a las mujeres para aliviar su sufrimiento. Como mujer trabajadora, me enfrento a la carga adicional de tratar de equilibrar las demandas de mi familia con mis responsabilidades fuera del hogar”, relató.

Con el colapso de los sistemas de salud, social y de justicia, muchos sobrevivientes no pueden informar el abuso o buscar atención, lo cual agrava su trauma y perpetúa la impunidad, alertó la agencia.

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